Lecturas del Convenio Unido para el Sábado, 24 de Agosto, 2024

Giliana Kudsha

Fe Completa

Si tenéis fe completa en mí, por el poder del Padre de la Grandeza, seréis llevados a salvo a través del río embravecido, al otro lado donde os espera la paz.

Enseñanzas de la Luz Capítulo 40:

Su Divina Presencia y Su Manifestación

1 No he venido a enseñaros acerca de los placeres; vine debido a mi amor y compasión por todos los seres.

2 Si estáis unidos a mí, tendréis una tranquilidad perfecta y vuestras acciones serán perfectas.

3 Si queréis hablar conmigo, solo empezad a hablar – escucho cada palabra que queráis decirme.

4 Pero nunca olvidéis que hablar con el Padre de la Grandeza en el Cielo es de mayor importancia Él también escucha y responde a vuestras oraciones.

5 El Mensajero Divino nunca abandonará a los que Él considera Sus amigos.

6 Todo el que deja de depender de su propia rectitud percibida y me sigue, recibirá de mí paz y liberación verdaderas.

7 Cualquier persona que desee hablar con el Mensajero Divino puede hacerlo al igual que lo hacen todos los Pactarios: habla, medita y reza. Realmente es una cuestión simple.

8 Raramente hay una comunicación verbal directa el proceso normal es a través de la oración.

9 Todas las oraciones son contestadas de una manera u otra; sin embargo, una persona no va a recibir todo lo que pide.

10 Todas las respuestas y cumplimiento de las peticiones serán, por supuesto, de acuerdo a la Voluntad del Padre de la Grandeza.

Torá – Deuteronomio 7:12-11:25:

PARASHAT EKEV – SECCIÓN EKEV

12 Y será cuando obedezcáis estas ordenanzas y las observareis y realizareis; El Eterno, tu Dios, guardará para ti el pacto y la bondad que juró a tus antepasados.

13 El te amará, te bendecirá y te multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu Tierra; tus cereales, tu vino y tu aceite; la simiente de tu ganado vacuno y los rebaños de tus ovejas y cabras en la Tierra que Él les juró a tus antepasados que te daría.

14 Serás el más bendito de todos los pueblos; no habrá hombre estéril ni mujer estéril entre vosotros ni entre vuestros animales.

15 El Eterno alejará de ti todas las enfermedades; y todas las malas dolencias de Egipto que conocisteis, Él no las pondrá sobre ti, sino que las pondrá sobre todos vuestros enemigos.

16 Devoraréis a todos los pueblos que El Eterno, vuestro Dios, os entregará; vuestro ojo no los compadecerá; no adoraréis sus dioses, pues es una celada para vosotros.

17 Tal vez digas en tu corazón: «Estas naciones son más numerosas que yo; ¿cómo podré expulsarlas?».

18 ¡No les temas! Recordarás lo que El Eterno, tu Dios, le hizo al Faraón y a todo Egipto.

19 Las grandes pruebas que vieron tus ojos, y las señales, las maravillas, la mano fuerte y el brazo extendido con que El Eterno, tu Dios, te sacó; así hará El Eterno, tu Dios, con todos los pueblos a los que temes.

20 También la tzirá, especie de insecto maligno, les enviará El Eterno, tu Dios, a ellos, hasta que los sobrevivientes y los ocultos perezcan ante ti.

21 No te quebrantarás ante ellos, pues El Eterno, tu Dios, está entre vosotros, un Dios grande y temible.

22 El Eterno, vuestro Dios, expelerá a estas naciones de ante vosotros poco a poco, no podréis aniquilarlos rápidamente, para que las bestias del campo no se incrementen en tu contra.

23 El Eterno, tu Dios, los entregará ante ti y sembrará entre ellos gran confusión, hasta su destrucción.

24 Entregará a sus reyes en tu mano y harás que su nombre desaparezca de bajo los Cielos; ningún hombre se te enfrentará hasta que los hayas destruido.

25 Las imágenes talladas de sus dioses las quemarás en el fuego; no desearás y tomarás para ti la plata y el oro que hay sobre ellas, para que no caigas en su celada, pues es una abominación a El Eterno, tu Dios.

26 Y no traerás una abominación a tu casa, quedando proscrito igual que ella; ciertamente la aborrecerás y ciertamente la abominarás, pues es cosa proscrita –jerem-.

8

1 Todo el precepto que Yo te ordeno hoy lo observaréis para realizarlo, para que podáis vivir e incrementaros, y vengáis y toméis posesión de la Tierra que El Eterno juró a vuestros antepasados.

2 Recordarás todo el camino por el que te condujo El Eterno, tu Dios, estos cuarenta años en el Desierto para afligirte, para probarte, para saber qué hay en tu corazón, para ver si observabas Sus preceptos o no.

3 Él te afligió y te hizo pasar hambre, luego Él te alimentó con el maná que tú no conocías y que no conocían tus antepasados, para hacerte saber que no sólo del pan vive el hombre, sino que de todo lo que emana de la boca de El Eterno vive el hombre.

4 Tu vestimenta no se desgastó sobre ti y tus pies no se hincharon durante esos cuarenta años.

5 Debes saber en tu corazón que así como un padre castiga a su hijo, así El Eterno, tu Dios, te castiga.

6 Observarás los preceptos de El Eterno, tu Dios, para ir por sus caminos y temerle.

7 Pues El Eterno, tu Dios, te trae a una buena Tierra: una Tierra con corrientes de agua, de fuentes y agua subterránea que emana del valle y de la montaña;

8 una Tierra de trigo, cebada, vid, higueras y granados, Tierra de olivos de aceite y miel de dátiles;

9 una Tierra donde comerás pan sin pobreza, no te faltará allí nada; una Tierra cuyas piedras son de hierro y de cuyas montañas extraerás cobre.

10 Comerás y te saciarás, y bendecirás a El Eterno, tu Dios, por la buena Tierra que te dio.

11 Ten cuidado de no olvidar a El Eterno, tu Dios, de no observar Sus preceptos, Sus ordenanzas y Sus decretos, que yo te ordeno hoy,

12 para que no comas y te sacies, y construyas casas buenas y te establezcas,

13 y se incrementen tu ganado vacuno y tus ovejas, y aumente la plata y el oro para ti, y todo lo que poseas se incremente,

14 y que tu corazón no se vuelva arrogante y te olvides de El Eterno, tu Dios, Quien te sacó de la tierra de Egipto de la casa de la esclavitud,

15 Quien te conduce a través del gran y temible Desierto, de serpientes, víboras, escorpiones y la sed, por donde no había agua y hace surgir agua para ti de la roca del peñasco,

16 Quien te da de comer maná en el Desierto, al que tus antepasados no conocieron, a fin de afligirte y a fin de probarte, para hacerte bien en tu final.

17 Y podrías decir en tu corazón: «¡Mi fuerza y el poder de mi mano me hicieron toda esta riqueza!».

18 Entonces recordarás a El Eterno, tu Dios: que fue Él Quien te dio fuerza para acumular riqueza, a fin de establecer Su pacto que juró con tus antepasados, como este día.

19 Ocurrirá que si olvidas por completo a El Eterno, tu Dios, y vas tras otros dioses y los adoras y te postras ante ellos, yo atestiguo hoy contra vosotros que ciertamente pereceréis

20 como las naciones que El Eterno hace que perezcan ante ti, así tú perecerás porque no has hecho caso de la voz de El Eterno, tu Dios.

9

1 Oye, Israel, hoy cruzas el Jordán, para venir y heredar a pueblos más grandes y más poderosos que tú, ciudades que son grandes y fortificadas hasta los Cielos,

2 un pueblo grande y poderoso, hijos de gigantes, que conociste y de los que has oído: «¿Quién puede enfrentarse a los hijos del gigante?».

3 Pero tú sabes hoy que El Eterno, tu Dios, Él cruza delante de ti, Él es un fuego que consume; Él los destruirá y Él los someterá ante ti; tú los expulsarás y harás que perezcan rápidamente, tal como te dijo El Eterno.

4 No digas en tu corazón, cuando El Eterno, tu Dios, los expulse de ti, diciendo: «A causa de mi mérito El Eterno me trae a que posea esta Tierra, y a causa de la perversidad de estas naciones El Eterno las expulsó de ante ti».

5 No es por tu mérito ni la rectitud de tu corazón que vienes a poseer su Tierra, sino que El Eterno, tu Dios, las expulsa a estas naciones de ti por su perversidad, y a fin de establecer la palabra que El Eterno juró a tus antepasados, a Abraham, a Itzjak (Isaac) y a Iaacov (Jacob).

6 Y debes saber que no por tu mérito te da El Eterno, tu Dios, esta buena Tierra como posesión, pues eres un pueblo obstinado.

7 Recuerda, no te olvides que provocaste a El Eterno, tu Dios, en el Desierto; desde el día que saliste de la tierra de Egipto hasta vuestro arribo a este sitio, habéis sido rebeldes contra El Eterno.

8 Y en Jorev provocasteis a El Eterno, y El Eterno Se enojó con vosotros para destruiros.

9 Entonces yo subí a la montaña para recibir las Tablas de piedra, las Tablas del pacto que El Eterno entabló con vosotros, y permanecí en la montaña durante cuarenta días y cuarenta noches; pan no comí, y agua no bebí.

10 Y El Eterno me dio las dos Tablas de piedra, inscriptas con el dedo de Dios, y sobre ellas estaban como todos las palabras que El Eterno habló con vosotros en la montaña, de en medio del fuego, el día de la congregación.

11 Fue al cabo de cuarenta días y cuarenta noches que El Eterno me dio las dos Tablas de piedra, las Tablas del pacto.

12 Entonces El Eterno me dijo: «Levántate, baja rápido de aquí, pues el pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido; se descarrió rápidamente del camino que le mandé; se hicieron una imagen fundida».

13 El Eterno me dijo, diciendo: «He visto a este pueblo, y he aquí que es un pueblo obstinado.

14 ¡Déjame, y lo destruiré y borraré su nombre de bajo los Cielos, y haré de ti una nación más poderosa y numerosa que ellos!».

15 Entonces di vuelta y bajé de la montaña mientras la montaña ardía en fuego, y las dos Tablas del pacto estaban sobre mis dos manos.

16 Entonces vi y he aquí que habíais pecado a El Eterno, vuestro Dios; os hicisteis un becerro fundido; os descarriasteis rápidamente del camino que El Eterno os ordenó.

17 Yo tomé las dos Tablas y las arrojé de sobre mis dos manos, y las destruí ante vuestros ojos.

18 Entonces me postré ante El Eterno como la primera vez, cuarenta días y cuarenta noches, pan no comí y agua no bebí, a causa de todo vuestro pecado que cometisteis, de hacer lo que es malo a los ojos de El Eterno, de hacerlo enojar;

19 pues temí de la ira y la ardiente cólera que provocó a El Eterno contra vosotros para destruiros; y El Eterno me escuchó también esa vez.

20 El Eterno se enojó mucho con Aarón y quiso destruirlo, por lo que también recé por Aarón en ese momento.

21 Vuestro pecado que cometisteis, el becerro, lo tomé y lo quemé con fuego y lo pulvericé, moliéndolo bien, hasta que quedó como polvo fino, y lo arrojé al arroyo que descendía de la montaña.

22 Y en Taverá, en Masá y en Kivrot Hataavá provocasteis a El Eterno,

23 y cuando El Eterno os envió de Kadesh Barnea, diciendo: «Subid y poseed la Tierra que os he dado», entonces os rebelasteis contra la palabra de El Eterno, vuestro Dios; no creísteis en El y no hicisteis caso de Su voz.

24 ¡Habéis sido rebeldes contra El Eterno desde el día en que os conocí!

25 Yo me postré ante El Eterno, durante los cuarenta días y las cuarenta noches que postré, pues El Eterno había pensado en destruiros.

26 Le recé a El Eterno y dije: «Señor mío, Dios, no destruyas a tu pueblo y a tu legado que redimiste en Tu grandeza, que sacaste de Egipto con mano fuerte.

27 Recuerda a Tus servidores, Abraham, Itzjak (Isaac) y Iaacov (Jacob); no repares en la obstinación de este pueblo, ni en su maldad ni en su pecado,

28 para que la tierra de la que lo sacaste no diga: “Como El Eterno no tuvo la capacidad de traerlos a la Tierra de la que les habló, y a causa de Su odio hacia ellos, los sacó para dejar que murieran en el Desierto”.

29 Sin embargo, ellos son Tu pueblo y Tu posesión, a los que sacaste con Tu gran fuerza y con Tu brazo extendido».

10

1 En ese momento, El Eterno me dijo: «Talla para ti dos Tablas de piedra como las primeras, y asciende hacia Mí a la montaña, y haz un Arca de madera para ti.

2 Y Yo inscribiré sobre las Tablas las palabras que había sobre las primeras Tablas que rompiste y las colocarás en el Arca».

3 Entonces yo hice un Arca de madera de acacia y tallé dos Tablas de piedra como las primeras; luego ascendí a la montaña con las dos Tablas en mi mano.

4 Él inscribió sobre las Tablas, según el primer escrito, los Diez Mandamientos que El Eterno dijo a vosotros en la montaña de entre medio del fuego, el día de la congregación y que El Eterno me dio.

5 Yo me di vuelta, bajé de la montaña y coloqué las Tablas en el Arca que había hecho, y allí permanecieron tal como me había ordenado El Eterno.

6 Los Hijos de Israel se trasladaron de Beerot Bene Iaakán a Moserá; allí murió Aarón y allí fue enterrado, y Elazar su hijo ofició en su lugar.

7 De allí se trasladaron a Gudgod, y de Gudgod a Iotvata, tierra de arroyos de agua.

8 En ese momento, El Eterno separó a la tribu de Levi para que transportara el Arca del pacto de El Eterno, para que se parara frente a El Eterno para oficiarle y para que bendiga en Su Nombre hasta el día de hoy.

9 Por eso Levi no tuvo parte ni legado con sus hermanos; El Eterno es su posesión, tal como le dijo El Eterno, tu Dios.

10 Yo permanecí en la montaña como en los primeros días, cuarenta días y cuarenta noches, y El Eterno me escuchó también esta vez y no quiso destruirte.

11 El Eterno me dijo: «Levántate y ve delante del pueblo en la travesía; que vayan y posean la Tierra que les juré a sus antepasados que les daría».

12 Ahora, Israel, ¿qué te pide El Eterno, tu Dios? Únicamente que Le temas a El Eterno, tu Dios, que vayas por todos Sus caminos y Lo ames, y que sirvas a El Eterno, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma,

13 que observes los preceptos de El Eterno y Sus decretos que yo te ordeno hoy, para tu beneficio.

14 He aquí que a El Eterno, tu Dios, Le pertenecen los Cielos y los Cielos de los Cielos, la Tierra y todo lo que hay en ella.

15 Únicamente a tus antepasados El Eterno los quiso para amarlos, y El eligió a su simiente tras de ellos, a vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día.

16 Cortaréis la cubierta de vuestro corazón y ya no seréis obstinados.

17 Pues El Eterno, vuestro Dios, Él es el Dios de los dioses y el Amo de los amos, El Dios Grande, el Poderoso y el Temible, Quien no demuestra favoritismo y Quien no acepta soborno.

18 Él cumple con la justicia del huérfano y la viuda, y ama al prosélito para darle pan y ropa que vestir.

19 Amaréis al prosélito pues extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.

20 A El Eterno, tu Dios, temerás, a Él servirás, a Él te unirás y en Su Nombre jurarás.

21 Él es tu alabanza y Él es tu Dios, Quien hizo por ti estas grandes y estas imponentes cosas que vieron tus ojos.

22 Con setenta almas descendieron a Egipto tus ancestros y ahora El Eterno, tu Dios, te ha hecho como las estrellas de los Cielos en abundancia.

11

1 Amarás a El Eterno, tu Dios, y guardarás Su custodia, Sus decretos, Sus ordenanzas y Sus preceptos, todos los días.

2 Debes saber hoy que no a tus hijos, quien no conocieron y que no vieron el castigo de El Eterno, tu Dios, Su grandeza, Su mano fuerte y Su brazo extendido;

3 Sus señales y Sus proezas que realizó en medio de Egipto, al Faraón, rey de Egipto, y a toda su tierra;

4 y lo que Le hizo al ejército de Egipto, a sus caballos y a sus jinetes, a los que cubrió con las aguas del Mar de Cañas cuando ellos os perseguían, y El Eterno hizo que perecieran hasta este día;

5 y Lo que hizo por vosotros en el Desierto, hasta que llegasteis a este sitio;

6 y Lo que hizo con Datán y Aviram, hijos de Eliav, hijo de Reuben (Rubén), cuando la tierra abrió su boca y se tragó a ellos y a sus casas, y sus tiendas y a todas las posesiones que había a sus pies, en medio de todo Israel.

7 Sino que tus ojos son los que ven toda la gran obra de El Eterno, que Él hizo.

8 Y observaréis todo el precepto que yo os ordeno hoy, para que seáis fuertes, y vengáis y poseáis la Tierra por la que cruzáis el Jordán para poseerla,

9 y para que prolonguéis vuestros días sobre la Tierra que El Eterno juró a vuestros antepasados que les daría, a ellos y a su descendencia, una Tierra donde fluye la leche y la miel.

10 Pues la Tierra a la que venís para poseerla, no es como la tierra de Egipto de la que os fuisteis, donde plantabas tu semilla y la regabas a pie, como un huerto de vegetales.

11 Pero la Tierra por la que cruzáis para poseerla es una Tierra de montañas y de valles; de la lluvia de los Cielos beberás agua;

12 una Tierra que El Eterno, tu Dios, examina; los ojos de El Eterno, tu Dios, siempre están en ella, desde el comienzo del año hasta el fin del año.

13 Ocurrirá que si obedecéis Mis preceptos que Yo les ordeno hoy, de amar a El Eterno, vuestro Dios, y de servirlo con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma,

14 entonces Yo proporcionaré lluvia para vuestra Tierra en su momento propicio, las primeras y las últimas lluvias, para que puedas cosechar tus granos, tu vino y tu aceite.

15 Proporcionaré hierbas en tu campo para tus animales y comerás y te saciarás.

16 Sed precavidos, para que vuestro corazón no sea seducido y os descarriéis y sirváis a otros dioses y os postréis ante ellos.

17 Entonces la ira de El Eterno arderá contra vosotros y Él frenará los Cielos para que no haya lluvia, y la tierra no producirá su cosecha; y rápidamente seréis expulsados de la buena Tierra que El Eterno os da.

18 Colocaréis estas palabras Mías sobre vuestro corazón y sobre vuestra alma; las ataréis como señal sobre vuestro brazo y que sean como insignia entre vuestros ojos.

19 Se las enseñaréis a vuestros hijos para hablar de ellas, mientras estás sentado en tu casa, mientras vas por el camino, cuando te vas a dormir y cuando te levantas.

20 Y las escribirás en las jambas de tu casa y en tus portales.

21 A fin de prolongar vuestros días y los días de vuestros hijos sobre la Tierra que El Eterno juró a vuestros antepasados que les daría, como los días de los Cielos sobre la Tierra.

22 Porque si observareis todo este precepto que te ordeno, para realizarlo, para amar a El Eterno, vuestro Dios, para ir por todos Sus caminos y para uniros a Él,

23 El Eterno expulsará a todas estas naciones de ante vosotros, y expulsaréis a naciones más grandes y más poderosas que vosotros mismos.

24 Todo sitio sobre el que pise la planta de vuestro pie será vuestro: desde el Desierto y el Líbano, desde el río, el Río Éufrates, hasta el Mar Occidental, será vuestro límite.

25 Ningún hombre se enfrentará a vosotros; El Eterno, vuestro Dios, impondrá temor y miedo sobre toda la faz de la tierra sobre la que piséis, tal como Él os dijo.