Giliana Kudsha
Pequeños Errores en el Oahspe
Se ha dicho en épocas anteriores que el Oahspe no es perfecto. “No es inmaculado este Libro, el OAHSPE; sino para enseñar a los mortales cómo llegar a escuchar la Voz del Creador y ver Sus cielos, con plena conciencia, mientras aún viven en la tierra; y conocer de verdad el lugar y la condición que les esperan después de la muerte.” El Oahspe fue entregado a través de las manos de un escriba llamado Newbrough por los ángeles del Creador. Debido a ese escriba y por varios problemas de impresión, se pueden encontrar algunos errores dentro del texto. Otros errores se deben a uno de los ángeles que no había nacido en los cielos inorgánicos antes de que se escribiera el Oahspe original. Debido a esto, hay varios versículos que a menudo le dan al estudiante una impresión equivocada sobre la verdad de las palabras de Jehová.
Incluso con los errores actuales, no se puede exagerar la importancia de la Biblia Oahspe. Primero, el Remanente necesita el Oahspe para una formación adecuada y para comprender el verdadero significado de la afiliación espiritual y física. En segundo lugar, el mundo necesita el Oahspe para tener una mejor comprensión de Jehová el Creador.
Tened la seguridad de que, en la mayoría de los casos, los errores en la traducción son menores y que se puede confiar en ella como una representación bastante precisa de lo que el mundo espiritual de Jehová – es decir, Su reino celestial – estaba tratando de transmitir a través del escriba. Con esto en mente, consolaos de que esta Biblia en particular contiene las palabras de Jehová a través de Sus mensajeros angelicales.
Los Pactarios de Jehová tienen entre ellos a ciertos individuos del Remanente que han sido ungidos por el Espíritu de la Verdad y que pueden responder a preguntas sobre el texto. Hay mensajeros de una elevada naturaleza celestial que ayudan a estos ungidos a comprender adecuadamente las palabras de Jehová al Remanente y al mundo. Por lo tanto, los errores menores en el Oahspe nunca deberían disuadir a nadie que se tome en serio el Reino de Jehová.
Enseñanzas de la Luz Capítulo 22:
Los Elegidos
1 Es la responsabilidad de los Elegidos ayudar a los Oyentes a mantener su fortaleza en la Santa Fe.
2 Si en algún momento las palabras de los Elegidos o de los Elegidos Intercesores no son las mismas que las del Mensajero Divino que se manifiesta actualmente en vuestro mundo, deberéis seguir las palabras del Mensajero Divino y el Espíritu Viviente castigará a aquellos que enseñan herejía y que causan división.
3 Pero recordad, hijos e hijas míos, que no es vuestro deber juzgar a ninguno de los Elegidos.
4 Los Elegidos Intercesores serán considerados como vasijas del perdón y de la intercesión y de la bendición.
5 Los Elegidos Intercesores deberán cumplir no solo los Diez Mandamientos, sino también deberán cumplir con cinco Mandamientos adicionales y con los Tres Sellos.
6 A los Elegidos Intercesores se os ha enseñado desde la antigüedad que no debéis andar en el pecado; caminad siempre en la Luz.
7 No cometáis obras malvadas; no hagáis daño a ningún ser vivo.
8 Mantened la pureza; no os caséis; caminad en la piedad.
9 No habléis con impureza; decid siempre la Verdad.
10 No codiciéis; vivid en pobreza bendita.
11 Todos los Elegidos y los Oyentes deberán observar los Diez Mandamientos.
12 Adoraréis al Único Dios, y no adoraréis a ídolos, sin inclinaros ante objetos físicos o ideales para adorarlos.
13 No seréis deshonestos en vuestro comportamiento.
14 No seréis codiciosos.
15 No asesinaréis a un hombre, a una mujer o a un niño o niña, ni abortaréis a un bebé; y no mataréis de forma innecesaria a ningún tipo de vida, incluidos los animales y las plantas.
16 No seréis infieles a vuestros cónyuges, ni cometeréis ninguna forma de mala conducta sexual.
17 No robaréis.
18 No seduciréis a alguien para luego engañarle.
19 No practicaréis la magia.
20 No seréis hipócritas en vuestro comportamiento.
21 Buscaréis la paz y seréis justos con todos, independientemente del origen étnico, color, nacionalidad, creencias religiosas, o sexualidad de la persona.
22 Y con estos Diez Mandamientos y con estos Tres Sellos, Oh Intercesores para la gente de Jehová, deberéis observar también los Cinco Preceptos de la Pureza.
23 No seáis negligentes a la hora de observar los Mandamientos que el Profeta Mar Mani os dio.
24 Observad el Mandamiento de no caminar en el pecado, porque andaréis siempre en la Luz;
25 Observad el Mandamiento de no cometer malas acciones, porque no haréis daño a ningún ser vivo;
26 Observad el Mandamiento de mantener siempre la pureza, porque no os casaréis y siempre caminaréis en la piedad;
27 Observad el Mandamiento de no hablar de manera impura, porque siempre diréis la Verdad;
28 Observad el Mandamiento de no codiciar, porque cada uno de vosotros viviréis en la santa pobreza.
29 Arrepentíos a menudo, buscad el perdón y haced ofrendas de Limosna a través de los Elegidos Intercesores.
30 Porque son los Elegidos Intercesores los que fueron divinamente nombrados en la tierra para interceder por vuestras transgresiones; sin embargo, no podéis recibir plena intercesión sin dar Limosna – porque esto es un plan divino establecido por el Padre de la Grandeza.
Torá, Deuteronomio 26:1-29:8:
PARASHAT KI TAVÓ – SECCIÓN KI TAVÓ
26
1 Acontecerá que cuando entres a la Tierra que te da como herencia El Eterno, tu Dios, y la poseas y habites en ella,
2 tomarás las primicias de todos los frutos de la tierra que traerás de tu Tierra que te da El Eterno, tu Dios, y los colocarás en un canasto e irás al lugar que ha de elegir El Eterno, tu Dios, para que Su Nombre more allí.
3 Vendrás a al sacerdote que encuentre en aquellos días y le dirás: «Yo declaro hoy a El Eterno, tu Dios, que he venido a la Tierra que El Eterno les juró a nuestros antepasados que nos daría».
4 El sacerdote tomará el canasto de tu mano y lo colocará ante el Altar de El Eterno, tu Dios.
5 Entonces proclamarás y dirás ante El Eterno, tu Dios: «Un arameo trató de destruir a mi antepasado. Él descendió a Egipto y habitó allí; eran pocos en número y allí se transformó en una nación grande, fuerte y numerosa.
6 Los egipcios nos maltrataron y nos afligieron, y colocaron duros trabajos sobre nosotros.
7 Entonces clamamos ante El Eterno, el Dios de nuestros antepasados, y El Eterno oyó nuestra voz y vio nuestra aflicción, nuestro esfuerzo y nuestra opresión.
8 El Eterno nos sacó de Egipto con mano fuerte y con brazo extendido, con gran imponencia y con señales y maravillas.
9 Él nos trajo a este lugar, y Él nos dio esta Tierra, una Tierra en la que fluye la leche y la miel.
10 ¡Y ahora, he aquí que he traído las primicias del fruto de la tierra que Tú me diste, El Eterno!». Y las colocará ante El Eterno, tu Dios, y te postrarás ante El Eterno, tu Dios.
11 Te alegrarás con toda la bondad que te dio El Eterno, tu Dios, a ti y a tu familia, tú y el levita, y el prosélito que está entre vosotros.
12 Cuando hayas terminado de separar todos los diezmos de tus granos del tercer año, el año del diezmo, se los darás al levita, al prosélito, al huérfano y a la viuda, y ellos lo comerán en tus ciudades y se saciarán.
13 Entonces dirás ante El Eterno, tu Dios: «He quitado las cosas santas de la casa y también se las he dado al levita, al prosélito, al huérfano y a la viuda, de acuerdo con los preceptos que me ordenaste; no transgredí de tus preceptos y no he olvidado.
14 No comí de ellas en mi luto intenso, no las eliminé en un estado de impureza y no di de ellas para las necesidades de los muertos; obedecí la voz de El Eterno, mi Dios; actué de acuerdo con todo lo que Tú me ordenaste.
15 Contempla desde Tu sagrada morada, desde los Cielos, y bendice a Tu pueblo Israel y a la tierra que nos diste, tal como juraste a nuestros antepasados, una Tierra en la que fluye la leche y la miel».
16 Este día, El Eterno, tu Dios, te ordena que realices estos decretos y estas ordenanzas, y los observarás y los realizarás con todo tu corazón y con toda tu alma.
17 Hoy has distinguido a El Eterno para que sea Dios para ti y para caminar en todos Sus caminos, y observar Sus decretos, Sus preceptos y Sus estatutos, y para obedecer Su voz.
18 Y El Eterno te ha distinguido hoy para que seas para Él un pueblo atesorado, tal como Él te dijo, y para que observes todos Sus preceptos,
19 y tengas supremacía sobre todas las naciones que Él hizo, para alabanza, renombre y esplendor, y para que seas un pueblo santo a El Eterno, tu Dios, tal como Él habló.
27
1 Moshé (Moisés) ordenó y los ancianos de Israel al pueblo, diciendo: «Observa todo el precepto que te ordeno este día.
2 Ocurrirá el día en que cruces el Jordán hacia la Tierra que te da El Eterno, tu Dios, que erigirás grandes piedras y las revocarás con cal.
3 Inscribirás sobre ellas todas las palabras de esta Torá, cuando cruces, para que puedas entrar en la Tierra que te da El Eterno, tu Dios, una Tierra en la que fluye la leche y la miel, tal como te dijo El Eterno, el Dios de tus antepasados.
4 Acontecerá que cuando cruces el Jordán, erigirás estas piedras, acerca de las cuales te ordeno hoy, sobre el Monte Eival, y las revocarás con cal.
5 Allí construirás un altar para El Eterno, tu Dios, un altar de piedras; no levantarás hierro sobre ellas.
6 De piedras enteras construirás el altar de El Eterno, tu Dios, y traerás sobre él ofrendas ígneas -olá- a El Eterno, tu Dios.
7 Sacrificarás ofrendas de paz –shlamim- y las comerás allí, y te alegrarás ante El Eterno, tu Dios.
8 Inscribirás sobre las piedras muy claramente todas las palabras de esta Torá».
9 Moshé (Moisés) y los sacerdotes, los levitas, hablaron a todo Israel, diciendo: «Está atento y oye, Israel: este día te has transformado en un pueblo para El Eterno, tu Dios.
10 Obedecerás la voz de El Eterno, tu Dios, y cumplirás Sus preceptos y Sus decretos, que te ordeno hoy».
11 Moshé (Moisés) dio órdenes al pueblo aquel día, diciendo:
12 «Éstos se pararán a bendecir al pueblo en el Monte Grizim, cuando hayáis cruzado el Jordán: Shimon (Simeón), Levi, Iehuda (Judá), Isajar (Isacar), Iosef (José) y Biniamin (Benjamín).
13 Y éstos se pararán para pronunciar la maldición en el Monte Eival: Reuben, Gad, Asher (Aser), Zebulun (Zabulón), Dan y Naftali (Neftalí).
14 Los levitas responderán y dirán a todos los hombres de Israel, en voz alta:
15 “Maldito es el hombre que hiciere una imagen grabada o fundida, una abominación para con El Eterno, obra de artesano, y la emplazare en secreto”. Y todo el pueblo hablará y responderá “Amén”.
16 “Maldito es el que degrada a su padre o a su madre.” Y todo el pueblo dirá “Amén”.
17 “Maldito es el que mueve el límite de su prójimo.” Y todo el pueblo dirá “Amén”.
18 “Maldito es el que hace que un ciego se desvíe del camino.” Y todo el pueblo dirá “Amén”.
19 “Maldito es el que pervierte el juicio del prosélito, el huérfano, o la viuda.” Y todo el pueblo dirá “Amén”.
20 “Maldito es el que yace con la mujer de su padre, pues habrá descubierto el manto de su padre.” Y todo el pueblo dirá “Amén”.
21 “Maldito es el que yace con cualquier animal.” Y todo el pueblo dirá “Amén”.
22 “Maldito es el que yace con su hermana, hija de su padre o hija de su madre.” Y todo el pueblo dirá “Amén”.
23 “Maldito es el que yace con su suegra.” Y todo el pueblo dirá “Amén”.
24 “Maldito es el que golpea a su prójimo clandestinamente.” Y todo el pueblo dirá “Amén”.
25 “Maldito es el que toma soborno para matar a una persona de sangre inocente.” Y todo el pueblo dirá “Amén”.
26 “Maldito es el que no defendiere todas las palabras de esta Torá, para realizarlas”. Y todo el pueblo dirá “Amén”.»
28
1 Y ocurrirá que si obedeces la voz de El Eterno, tu Dios, observando y cumpliendo todos Sus preceptos que te ordeno este día, entonces El Eterno, tu Dios, te dará supremacía sobre todas las naciones de la Tierra.
2 Todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te darán alcance, si obedeces la voz de El Eterno, tu Dios:
3 Bendito serás en la ciudad y bendito serás en el campo.
4 Bendito será el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, y el fruto de tus animales; la simiente de tus vacas y de tus rebaños de ovejas.
5 Bendito será tu canasto de frutas y tu tazón de elementos secos.
6 Bendito serás cuando entres y bendito serás cuando salgas.
7 El Eterno hará que tus enemigos que se alzan contra ti sean derribados ante ti; por un camino irán hacia ti y por siete caminos huirán de ti.
8 El Eterno ordenará la bendición para tus almacenes y en todos tus emprendimientos; y Él te bendecirá en la Tierra que te da El Eterno, tu Dios.
9 El Eterno te confirmará para Sí Mismo como un pueblo santo, tal como Él te juró, si observas los preceptos de El Eterno, tu Dios, y vas por Sus caminos.
10 Entonces todos los pueblos de la Tierra verán que el Nombre de El Eterno es proclamado sobre ti, y te temerán.
11 El Eterno te otorgará bondad en abundancia, en el fruto de tu vientre y el fruto de tus animales y el fruto de tu Tierra, sobre la Tierra que El Eterno les juró a tus antepasados que te daría.
12 El Eterno abrirá para ti Su tesoro de bondad, los Cielos, para procurar lluvias para tu Tierra en su tiempo, y para bendecir toda la obra de tus manos; les prestarás a muchas naciones, pero no pedirás prestado.
13 El Eterno te colocará como cabeza y no como cola; estarás solamente arriba y no estarás abajo, si obedeces los preceptos de El Eterno, tu Dios, que te ordeno hoy, para que observes y cumplas;
14 y no te desvíes de ninguna de las palabras que te ordeno este día, ni a la derecha ni a la izquierda, para seguir a los otros dioses, para adorarlos.
15 Pero ocurrirá que si no obedeces la voz de El Eterno, tu Dios, para observar, para cumplir con todos Sus preceptos y todos Sus decretos que te ordeno hoy, que todas estas maldiciones vendrán sobre ti y te darán alcance.
16 Maldito serás en la ciudad y maldito serás en el campo.
17 Maldito será tu canasto de frutas y maldito será tu tazón de elementos secos.
18 Maldito será el fruto de tu vientre y el fruto de tu Tierra, la simiente de tu ganado vacuno y tus rebaños de ovejas.
19 Maldito serás cuando entres y maldito serás cuando salgas.
20 El Eterno te enviará atrición, confusión y preocupación, en todos tus emprendimientos que realices, hasta que seas destruido, y hasta que seas aniquilado rápidamente, a causa del mal de tus actos, por haberme abandonado.
21 El Eterno hará que se te pegue la plaga hasta que ésta te consuma de la Tierra a la que vienes a poseer.
22 El Eterno te golpeará con inflamaciones, con fiebre, con calor ardiente, con sed y con la espada; y con ráfagas de viento y con fulminación, y te perseguirán hasta tu destrucción.
23 Tus Cielos sobre tu cabeza serán de cobre y la tierra debajo de ti será hierro.
24 El Eterno hará que la lluvia de tu Tierra sea polvo y tierra; del cielo descenderá sobre ti hasta que seas destruido.
25 El Eterno hará que seas derribado ante tus enemigos; por un camino irás contra él, pero por siete caminos huirás de él; y serás modelo de terror a todos los reinos de la tierra.
26 Tu cadáver será comida para todas las aves del cielo y todos los animales de la tierra; y nada los asustará.
27 El Eterno te atacará con la sarna de Egipto, con tumores, con llagas húmedas y llagas secas, de las que no podrás curarte.
28 El Eterno te atacará con locura y con ceguera, y con la confusión del corazón.
29 Andarás a tientas al mediodía, como el ciego anda a tientas en la oscuridad, mas no lograrás hallar tu camino; solamente te engañarán y te robarán todos los días, y no habrá quien te salve.
30 Te comprometerás con una mujer, mas será otro el que se acueste con ella; construirás una casa, mas no habitarás en ella; plantarás un viñedo, mas no lo redimirás.
31 Tu buey será sacrificado ante tus propios ojos, mas no comerás de él; tu burro será robado delante de ti, mas no volverá a ti; tus ovejas serán dadas a tus enemigos, y no tendrás quién te salve.
32 Tus hijos y tus hijas serán dados a otro pueblo, y tus ojos verán y suspirarán por ellos todo el día, mas tu mano no tendrá poder.
33 Una nación que desconoces devorará el fruto de tu suelo y toda tu labor, y solamente serás engañado y pisoteado todos los días.
34 Te volverás loco por la vista que tus ojos verán.
35 El Eterno te atacará con una mala sarna, que no tiene cura en las rodillas y en las piernas, desde la suela de tu pie hasta tu coronilla.
36 El Eterno te conducirá a ti y al rey que pondrás sobre ti, a una nación que jamás conociste, ni tú ni tus antepasados, y allí servirás a otros dioses de madera y de piedra.
37 Serás ejemplo de sorpresa, una parábola, y tema de conversación, entre todos los pueblos a los que te ha de conducir El Eterno.
38 Llevarás semillas abundantes al campo, mas cosecharás poco, pues la langosta lo devorará.
39 Plantarás viñedos y los trabajarás, mas no recolectarás ni vino beberás de ellos, pues el gusano los comerá.
40 Tendrás olivos en todas tus fronteras, mas no te ungirás con aceite, pues tus aceitunas se caerán.
41 Tendrás hijos e hijas, mas no serán tuyos, pues irán en cautiverio.
42 Todos tus árboles y los frutos de tu Tierra serán empobrecidos por la langosta chirriante.
43 El extranjero que está entre vosotros ascenderá más y más alto, mientras que tú descenderás más y más bajo.
44 Él te prestará, mas tú no le prestarás a él; él será cabeza, mas tú serás cola.
45 Todas estas maldiciones caerán sobre ti y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que seas destruido, porque no habrás obedecido la voz de El Eterno, tu Dios, de observar Sus preceptos y decretos que Él te ordenó.
46 Serán una señal y una maravilla, en ti y en tu simiente, para siempre,
47 porque no serviste a El Eterno, tu Dios, con alegría y con bondad de corazón, cuando todo era abundante.
48 Por eso servirás a tus enemigos a los que El Eterno enviará en contra de ti, con hambre y con sed, con desnudez y sin nada; y él pondrá un yugo de hierro sobre tu cuello hasta que te destruya.
49 El Eterno traerá sobre ti una nación desde lejos, desde el confín de la tierra, ella arremeterá como un águila, una nación cuyo idioma no entenderás,
50 una nación descarada que no respetará a los ancianos ni compadecerá a los pequeños.
51 Devorará el fruto de tus animales y el fruto de tu Tierra hasta que seas destruido; no te dejará granos, vino ni aceite; descendencia de tu ganado vacuno ni de tus rebaños de ovejas, hasta aniquilarte.
52 Sitiará todas tus ciudades hasta que caigan tus murallas altas y fortificadas en las que confiaste a lo largo de toda tu Tierra; sitiará todas tus ciudades, en toda tu Tierra, la que te ha dado El Eterno, tu Dios.
53 Comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos e hijas, que te ha dado El Eterno, tu Dios, en el sitio y con la aflicción que te afligirá tu enemigo.
54 El hombre de entre vosotros que es suave y delicado se volverá egoísta con su hermano y su mujer, y con los hijos que le quedan que dejó sobrevivir,
55 y no les dará la carne de sus hijos que él comerá, sin dejar nada para él, sitiado y con la aflicción que te afligirá tu enemigo en todas tus ciudades.
56 La mujer suave y delicada entre vosotros, que por su delicadeza y suavidad jamás intentó apoyar la suela de su pie sobre la Tierra, se volverá egoísta contra su marido y con su hijo e hija,
57 con la placenta que sale de entre sus piernas y con los hijos que ha parido, pues los comerá en secreto por falta de todo, sitiada y con la aflicción con que te afligirá tu enemigo en todas tus ciudades.
58 Si no tuvieres cuidado de cumplir todas las palabras de esta Torá que están escritas en este Libro, temiendo este Nombre glorioso y terrible: El Eterno, tu Dios,
59 entonces El Eterno hará que tus plagas y las plagas de tus descendientes sean extraordinarias: plagas grandes y fieles, y enfermedades malas y fieles.
60 El traerá nuevamente sobre ti todos los sufrimientos de Egipto, de los que te aterrorizaste, y ellos se apegarán a ti.
61 Incluso todas las enfermedades y todas las plagas que no están escritas en este Libro de la Torá, El Eterno las traerá sobre ti, hasta que seas destruido.
62 En vez de ser como las estrellas del cielo por su abundancia, quedaréis pocos en número pues no habrás obedecido la voz de El Eterno, tu Dios.
63 Y ocurrirá que así como El Eterno Se regocijó contigo para beneficiarte y multiplicarte, así hará que se regocijen contigo para aniquilarte y destruirte; y serás arrancado de la Tierra a la que vienes para poseerla.
64 El Eterno te dispersará entre todos los pueblos, desde un confín de la tierra hasta el otro confín de la tierra, y allí servirás a otros dioses de madera y de piedra, a quienes no conociste, ni tú ni tus antepasados.
65 Y no estarás tranquilo entre esas naciones, no habrá descanso para la planta de tu pie; allí El Eterno te dará un corazón tembloroso, ansiedad en los ojos y sufrimiento en el alma.
66 Tu vida penderá en suspenso y estarás asustado día y noche, y tu vida no tendrá seguridad.
67 A la mañana dirás: «¡Quién me puede devolver la última noche!». Y de noche dirás: «¡Quién me puede devolver la mañana pasada!», a causa del terror que tu corazón temerá y la vista que tus ojos verán.
68 El Eterno te hará retornar a Egipto en barcos, por el camino del que dije: «¡Jamás lo volverás a ver!». Y allí os ofreceréis en venta a vuestros enemigos, como esclavos y sirvientas, ¡mas no habrá quién os compre!».
69 Éstas son las palabras del pacto que El Eterno le ordenó a Moshé (Moisés) que sellara con los Hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que había sellado con ellos en Jorev.
29
1 Moshé (Moisés) convocó a todo Israel y les dijo: «Habéis visto con vuestros propios ojos todo lo que hizo El Eterno en la tierra de Egipto al Faraón y a todos sus servidores, y a toda su tierra,
2 las grandes pruebas que contemplaron vuestros ojos, aquellas grandes señales y maravillas.
3 Pero, hasta este día, El Eterno no os dio un corazón para saber, ni ojos para ver, ni oídos para oír.
4 Os conduje durante cuarenta años por el Desierto y vuestra ropa no se desgastó sobre vosotros ni vuestro calzado se desgastó sobre vuestro pie.
5 Pan no comisteis ni bebisteis vino nuevo o vino añejo, para que supierais que Yo soy El Eterno, vuestro Dios.
6 Luego llegasteis a este lugar y Sijón, rey de Jeshbón, y Og, rey de Bashán, salieron a enfrentarnos en la batalla y nosotros los derribamos.
7 Tomamos su tierra y se la dimos como heredad al reubenita, al gadita y a media tribu de Menashe.
8 Observaréis las palabras de este pacto y las cumpliréis, para que prosperéis en todo lo que hagáis».