Lecturas del Convenio Unido para el Viernes, 14 de Noviembre, 2025

Giliana Kudsha

Manteneos Fieles y Practicad la Paciencia

Os aseguro que si sois siempre fieles y practicáis la paciencia, vuestras necesidades serán satisfechas.

Enseñanzas de la Luz Capítulo 84:

Tentación

1 Nunca pongáis nada ante vuestros Hermanos que causaría su tentación o que profanen los Mandamientos.

2 Si sois la causa de que vuestro Hermano ofenda a los Mandamientos o al Libro Sagrado, vosotros mismos seréis culpables de contaminación.

3 Muchos tesoros atractivos están disponibles a las personas del mundo, pero estas posesiones no son permanentes.

4 Los únicos tesoros permanentes que cualquiera podría poseer son la Verdad y la Luz.

5 No permitáis ser tentados por los encantos del mundo, porque eventualmente os daréis cuenta que habéis cambiado la corona de la vida por trapos rotos y sucios.

El Libro de la Verdad 175:2-4, La Posición del Judío, La Fatídica Reunión del Sanedrín y La Situación en Jerusalén:

2. La Posición del Judío

175:2.1

El hecho de que los líderes espirituales y maestros religiosos de la nación judía en cierto momento rechazaron las enseñanzas de Jesús y conspiraron para ocasionar su muerte cruel, no afecta de ninguna manera la posición de cada judío ante los ojos de Dios. Este hecho no debe motivar a los que profesan seguir al Cristo, a que tengan prejuicios contra el judío, su semejante mortal. Los judíos, como nación, como grupo sociopolítico, pagaron plenamente el precio terrible de rechazar al Príncipe de la Paz. Hace mucho tiempo que cesaron de ser los abanderados espirituales de la verdad divina para las razas de la humanidad, pero no es ésta razón válida para que los descendientes de estos antiguos judíos deban sufrir las persecuciones que han caído sobre ellos a manos de los seguidores intolerantes, inmeritorios y prejuiciosos de Jesús de Nazaret, quien fue judío de nacimiento en la tierra.

175:2.2

Muchas veces esta persecución y este odio irrazonables que nada tienen que ver con la naturaleza de Cristo contra los judíos modernos acaba en sufrimiento y muerte de judíos inocentes y sin ofensa, cuyos antepasados mismos, en los tiempos de Jesús, aceptaron de todo corazón su evangelio y finalmente murieron sin vacilar por esa verdad en la cual creían tan sinceramente. ¡Qué escalofrío de horror corre por los seres celestiales cuando contemplan a los seguidores profesos de Jesús perseguir, atormentar y aun asesinar a los descendientes de Pedro, Felipe y Mateo, y de otros judíos palestinos que tan gloriosamente dieron sus vidas como los primeros mártires del evangelio del reino del cielo!

175:2.3

¡Cuán cruel e irrazonable es obligar a niños inocentes a que sufran por los pecados de sus progenitores, por malas acciones que ignoran por completo, sin tener responsabilidad alguna por aquellas! Además, ¡actuar tan cruelmente, en nombre de aquel que enseñó a sus discípulos a que amaran aun a sus enemigos! Ha sido necesario, en este relato de la vida de Jesús, ilustrar la manera en que algunos de sus compatriotas judíos lo rechazaron, conspirando para ocasionar su muerte ignominiosa; pero queremos advertir a todos los que lean esta narrativa que la presentación de este recital histórico no justifica de ninguna manera el odio injusto, ni perdona la inicua actitud mental que tantos cristianos profesos han manifestado durante tantos siglos contra los judíos. Los creyentes en el reino, los que siguen las enseñanzas de Jesús, deben dejar de maltratar a los judíos con el pretexto de que éstos fueron culpables de rechazar a Jesús y crucificarlo. El Padre y su Hijo Creador no han cesado nunca de amar a los judíos. Dios no hace acepción de personas, y la salvación es para los judíos tanto como para los gentiles.

3. La Fatídica Reunión del Sanedrín

175:3.1

A las ocho de la noche de este martes se convocó la fatídica reunión del sanedrín. En muchas ocasiones previas este supremo tribunal de la nación judía había decretado en forma casual la muerte de Jesús. Muchas veces este augusto cuerpo gobernante determinó poner punto final a su obra, pero nunca antes habían resuelto arrestarlo y ocasionar su muerte a toda costa. Fue justo antes de la medianoche de este martes 4 de abril del 30 d. de J.C. cuando el sanedrín, así como estaba compuesto en ese momento, votó oficial y unánimemente imponer la sentencia de muerte a Jesús y a Lázaro. Ésta fue la respuesta al último llamado del Maestro a los potentados de los judíos, llamado hecho sólo unas pocas horas antes en el templo; representó su reacción de amargo resentimiento ante la última y vigorosa acusación de Jesús contra estos mismos altos sacerdotes y saduceos y fariseos impenitentes. La resolución de condenar a muerte (aun antes de su juicio) al Hijo de Dios fue la respuesta del sanedrín a la última oferta de misericordia celestial que fuera extendida jamás a la nación judía como tal.

175:3.2

Desde este momento en adelante los judíos se encontraron solos para completar el breve y corto período que les quedaba de vida nacional, como cualquier otro grupo puramente humano entre las naciones de Urantia. Israel había repudiado al Hijo de aquel Dios, que hiciera un pacto con Abraham; y el plan de que los hijos de Abraham fueran los portadores de la luz de la verdad en el mundo, se hizo añicos. Se había abrogado el pacto divino, y se aproximó a pasos agigantados el fin de la nación hebrea.

175:3.3

Los funcionarios del sanedrín recibieron la orden de arrestar a Jesús temprano a la mañana siguiente, pero con instrucciones de que no debía ser arrestado en público. Se les dijo que planearan arrestarlo en secreto, preferiblemente en forma repentina y de noche. Comprendiendo que tal vez no volvería ese día (miércoles) para enseñar en el templo, ellos instruyeron a estos oficiales del sanedrín que «lo traigan ante el alto tribunal judío en algún momento antes de la medianoche del jueves.»

4. La Situación en Jerusalén

175:4.1

Al concluir Jesús su último discurso en el templo, los apóstoles sufrieron una vez más un estado de confusión y consternación. Antes de que el Maestro comenzara su denuncia terrible contra los potentados judíos, regresó Judas al templo; todos los doce así oyeron la última mitad del último discurso de Jesús en el templo. Fue desafortunado que Judas Iscariote no hubiera podido oír la primera mitad de este discurso de despedida, que contenía la oferta de misericordia. Él no oyó esta última oferta de misericordia a los líderes judíos porque aún se encontraba conferenciando con cierto grupo de saduceos parientes y amigos con los cuales había almorzado, y con los cuales estaba discutiendo la forma más adecuada de desasociarse de Jesús y de sus hermanos apóstoles. Fue al escuchar la acusación final del Maestro contra los líderes y gobernantes judíos, cuando Judas final y plenamente decidió abandonar el movimiento del evangelio y lavarse las manos de todo el asunto. Sin embargo, abandonó el templo en compañía de los doce, fue con ellos al Monte de los Olivos, donde, con sus hermanos apóstoles, escuchó ese discurso fatídico sobre la destrucción de Jerusalén y el fin de la nación judía, y permaneció con ellos ese martes por la noche en el nuevo campamento cerca de Getsemaní.

175:4.2

La multitud que escuchó a Jesús pasar de su llamado compasivo a los líderes judíos al reproche subitáneo y ardiente que lindaba en una denuncia sin cuartel, se quedó pasmada y anonadada. Esa noche, mientras el sanedrín estaba sentado decidiendo la sentencia de muerte contra Jesús, y mientras el Maestro sentado con sus apóstoles y algunos de sus discípulos en el Monte de los Olivos estaba pronosticando la muerte de la nación judía, toda Jerusalén estaba involucrada en una discusión seria y callada de una sola pregunta: «¿Qué harán con Jesús?»

175:4.3

En la casa de Nicodemo, más de treinta judíos prominentes que eran creyentes secretos del reino, se reunieron y debatieron el curso de acción que debían de seguir en caso de una rotura abierta con el sanedrín. Todos los presentes acordaron que declararían abiertamente su alianza con el Maestro en la hora misma en que se enteraron de su arresto. Eso fue precisamente lo que hicieron.

175:4.4

Los saduceos, que ahora controlaban y dominaban el sanedrín, deseaban eliminar a Jesús por las siguientes razones:

175:4.5

1. Temían que el aumento del favor popular por parte de las multitudes pusiera en peligro la existencia de la nación judía, debido a una posible involucración con las autoridades romanas.

175:4.6

2. Su celo por la reforma en el templo ponía directamente en peligro los ingresos de ellos; la purificación del templo afectaba su bolsa.

175:4.7

3. Se sentían responsables de la preservación del orden social, y temían las consecuencias de una expansión ulterior de la extraña y nueva doctrina de Jesús de la hermandad de los hombres.

175:4.8

Los fariseos tenían motivos distintos por su deseo de ver que Jesús sea matado. Le temían porque:

175:4.9

1. Se había dispuesto en terminante oposición a la dominación tradicional que ellos ejercían sobre el pueblo. Los fariseos eran ultraconservadores, y resentían amargamente estos ataques supuestamente radicales a su prestigio establecido como maestros religiosos.

175:4.10

2. Sostenían que Jesús estaba en contravención de la ley; que exhibía un desprecio total por el sábado y por numerosos otros requisitos legales y ceremoniales.

175:4.11

3. Le acusaban de blasfemia porque aludía a Dios como su Padre.

175:4.12

4. Además, ahora estaban furiosos con él por su último discurso de amarga condena, pronunciado ese día mismo en el templo como punto final de su sermón de despedida.

175:4.13

El sanedrín, después de haber decretado formalmente la muerte de Jesús y emitido órdenes para su arresto, levantó la reunión este martes cerca de la medianoche, después de decidir una convocatoria para las diez de la mañana siguiente en la casa de Caifás el sumo sacerdote con el propósito de levantar las acusaciones para someter a Jesús a juicio.

175:4.14

Un pequeño grupo de saduceos había llegado a proponer que dispusieran de Jesús mediante el asesinato, pero los fariseos se negaron firmemente a este procedimiento.

175:4.15

Ésta era pues la situación en Jerusalén y entre los hombres en este día lleno de acontecimientos, mientras vastas huestes de seres celestiales contemplaban esta dramática escena en la tierra, ansiosos por hacer algo en ayuda de su amado Soberano pero sin poder actuar porque estaban bajo la efectiva prohibición de sus superiores.