Giliana Kudsha
Confiad en el Creador en Todas las Cosas
Diez leones en las tierras salvajes de África no pueden provocar el mismo nivel de carnicería que un hombre puede provocar sobre sus semejantes en una sociedad supuestamente civilizada.
La malvada ha soplado su aliento venenoso dentro de las fosas nasales de sus seguidores y los ha transformado en criaturas malvadas, codiciosas, asesinas y mentirosas. Son hijos e hijas de la bestia.
No hay un área de vuestro mundo que no haya sido tocada de alguna manera por el aliento de la bestia. Causa pánico y miedo en los inocentes y en los que desconocen las promesas del Padre.
Aquellos que niegan la existencia del Creador y aquellos que no tienen fe en Él, temen a la muerte porque no son conscientes del futuro más allá del velo de la muerte.
Los políticos y los hombres codiciosos de vuestro mundo infunden miedo en los corazones de las personas mediante la coacción y la fuerza. Engañan a sus ciudadanos haciéndoles creer que sus gobiernos tienen sus mejores intereses en mente.
Tan pronto como un hombre comienza a confiar en líderes políticos malvados más que en un león salvaje, su corazón pronto se rompe y su confianza es lanzada al viento.
Si vuestra fe es fuerte, no tenéis nada que temer de lo que el hombre pueda hacer. Vuestra fe, si se basa correctamente en la Voz del Creador, os ayudará a superar las peores situaciones imaginables.
Sin importar lo que pueda suceder en el futuro, o lo sombrío que parezca volverse vuestro mundo, mantened vuestra confianza en el Eterno. Observad Sus Mandamientos y caminad en Su Camino y seréis llevados a Su Luz eterna.
Confiad en Jehová.
Enseñanzas de la Luz Capítulo 12:
El Cuerpo (la Cáscara Física)
1 Un cuerpo es solo una cáscara para una fase particular de la vida. Una vez que esta fase se acaba, sabed que el cuerpo es menos importante que el alma.
2 El cuerpo solo va a ir a un sitio – la tumba, pero el alma tiene opciones para elegir y los resultados son eternos.
3 Aunque las fuerzas de la oscuridad moldearon el cuerpo en el que vuestra alma habita, fue por la gracia del Padre de la Luz que sois capaces de hablar y de moveros.
4 Aunque el cuerpo no es tan importante como el alma, es el cuerpo el que os hace cometer errores y el que causa dolor a la Cruz de Luz y el que causa dolor a vuestra alma.
5 No os preocupéis por qué ropa os vais a poner sobre vuestro cuerpo o qué tipo de sandalias os vais a poner sobre vuestros pies. En vez de eso, preocupaos por la perfección de vuestra alma.
6 Los Seres Celestiales son muy conscientes de vuestras necesidades y harán provisiones para vosotros de muchas maneras diferentes – especialmente a aquellos que permanecen fieles en la obra divina y no permiten que la duda penetre sus corazones.
El Libro de la Verdad, La Preparación para la Crucifixión – 186:4
4. La Preparación para la Crucifixión
186:4.1
Una vez que Pilato se hubo lavado las manos ante la multitud, buscando así escapar a la culpa de entregar un hombre inocente a que fuera crucificado, sólo porque temía resistirse a los reclamos de los dirigentes de los judíos, ordenó que el Maestro fuera entregado a los soldados romanos e instruyó al capitán que se lo crucificara inmediatamente. Al hacerse cargo de Jesús, los soldados lo condujeron de vuelta al patio del pretorio, y después de quitarle el manto que le había puesto Herodes, lo vistieron con sus propios indumentos. Estos soldados se burlaron y se mofaron de él, pero no le infligieron castigo físico. Jesús estaba ahora a solas con estos soldados romanos. Sus amigos estaban escondidos; sus enemigos se habían ido por su camino; aun Juan Zebedeo ya no estaba a su lado.
186:4.2
Fue poco después de las ocho que Pilato entregó a Jesús a los soldados, y poco después de las nueve partieron ellos para el lugar de la crucifixión. Durante este período de más de media hora Jesús no habló una sola palabra. El departamento ejecutivo de un gran universo se encontraba prácticamente parado. Gabriel y los altos gobernantes de Nebadon se hallaban reunidos aquí en Urantia, o siguiendo de cerca los informes espaciales de los arcángeles para mantenerse al tanto de lo que le estaba ocurriendo al Hijo del Hombre en Urantia.
186:4.3
Al aprontarse los soldados para llevar a Jesús al Gólgota, ya se encontraban ellos bajo la influencia de su insólita serenidad y dignidad extraordinaria, de su silencio sin quejas.
186:4.4
Buena parte de la demora en salir con Jesús para el lugar de la crucifixión se debió a que el capitán decidió a último minuto llevarse a dos criminales que habían sido condenados a muerte; puesto que Jesús sería crucificado esa mañana, el capitán romano pensó que estos dos podían también morir con él en vez de esperar hasta el fin de las festividades de la Pascua.
186:4.5
En cuanto prepararon a estos ladrones, se los condujo al patio, donde contemplaron a Jesús, uno de ellos por primera vez, pero el otro le había oído hablar muchas veces, tanto en el templo como, muchos meses antes, en el campamento de Pella.