Lecturas del Convenio Unido para el Lunes, 23 de Septiembre, 2024

Giliana Kudsha

Por Qué He Venido

He venido a vosotros por la Voluntad del Padre que me envió. Vine a recoger las ovejas del Gran Pastor del Reino de la Luz. Los últimos días están sobre vuestro mundo y estoy aquí para reuniros en un solo convenio. Las palabras que hablo son las del Padre que me las susurró al oído. Ahora os digo estas mismas palabras a vosotros. Escuchad estas palabras y sed revitalizados. Escuchad estas palabras y vivid.

Ha llegado el momento en que el Padre le dirá al Guardián de la Puerta que cierre la puerta al Reino. Cuando la puerta se cierre, nadie más podrá entrar. Sed sabios y seguid los Mandamientos. Meditad sobre mi imagen y sobre mis enseñanzas y encontraréis consuelo para vuestras almas, y encontraréis descanso para vuestra cabeza en el Reino de la Luz. ¡Dios es Rey!

 
Evangelio del Santo Profeta Mani Capitulo 71

1 ¡Ven, mi Salvador! ¡No me abandones, ayúdame incluso a mí!

2 ¡He dependido de ti, pacificador victorioso del miedo de la muerte a través de la Cruz!

3 ¡Yisho eres tú a quien he amado!

4 Mira, la armadura gloriosa de tu Mandamiento que tú mismo te ceñiste, la he puesto en mis extremidades; ¡he luchado contra mis enemigos!

5 He sometido a las pasiones de la juventud, corriendo en tu virtud, Oh Salvador; he abandonado la contaminación de las relaciones ilícitas, he puesto sobre mí mismo esta pureza que tú deseas; la serpiente asesina, la enemiga de la virginidad, no he escuchado a sus leyes y a sus palabras mentirosas.

6 Ni siquiera he probado el placer de lo agridulce, ni he jugueteado con el coito ilegal de la carne, porque es una cosa que perece, ni he permitido que el fuego del comer y del beber me domine.

7 ¡Revélame tu cara*, Oh santo e inmaculado Resplandor, mi verdadero Médico amable!

* (o “presencia eternamente duradera”)

8 ¡Yo soy tu oveja, tú eres mi Pastor! Caminaste a mi lado y me libraste de los lobos que destruyen.

9 ¡Escuché a tus palabras y caminé en tus leyes, me convertí en un desconocido en el mundo por causa de tu nombre, mi Señor!

10 Sin embargo, no me dejaste en la miseria, porque se me dio comida y bebida a causa de tu nombre.

11 He tocado el mundo y sé que no hay ni siquiera un dedo pequeño del pie* de vida en él.

* (una pequeña parte)

12 He deambulado por todo el mundo y he sido testigo de todas las cosas que hay en él, y he visto que todos los hombres corren en vano, porque se han olvidado del Santo que vino y se entregó a sí mismo a la muerte por ellos.

13 Los desconocidos con los que me mezclé, nunca me conocieron; saborearon mi dulzura y querían que me quede con ellos; ¡yo era vida para ellos, pero ellos eran como la muerte para mí! ¡Yo los toleraba, y ellos me vistieron como a una prenda sobre ellos mismos!

14 Mi Señor, cuando vi estas cosas tomé tu Esperanza y me fortalecí a mí mismo sobre ella, no rechacé tu yugo que pusiste sobre mí, tus buenos Preceptos que me diste, los he cumplido, mi Salvador; ¡yo no permití que mis enemigos apagaran tu Lámpara de Luz!

15 He despreciado al mundo para dar vida a mi alma, he abandonado las cosas de la carne y he estado satisfecho con las del Espíritu.

16 He conocido a la Cruz de Luz que da vida al universo, he creído en ella que es mi Alma querida que da vida a todos, y por esto los espiritualmente ciegos se ofenden, porque son ignorantes de ella.

17 Desde que encontré a mi Salvador he andado en sus pasos; nunca en lo más mínimo me he retenido con el fin de recibir esta Guirnalda; los árboles alegres que florecen están llenos de fruta que yo te he dado, mi granjero: es decir, la Oración, el Ayuno, la Limosna, y el Amor a tus hijos e hijas.

18 Mi Hombre Interior es como tú en su forma, mi Hombre Exterior recibe la gracia mediante la Palabra de la Luz.

19 ¡He practicado constantemente la verdad en tu santa Sabiduría, que ha abierto los ojos de mi Alma a la luz de la Gloria y me ha dejado ver las cosas ocultas y reveladas, las del Abismo y las de la Altura!

20 ¡Oh Mente de la Luz, el Sol de mi corazón que da a mi Alma las cosas de la Luz, eres mi testigo de que no tengo consuelo, excepto en ti!

21 ¡He escuchado todas las voces, pero ninguna otra voz excepto la tuya me ha encantado, porque eres tú el único a quien he amado desde el principio hasta el final!

22 Desde mi infancia es a ti a quien he dado gracias; he abandonado todo no sé el día cuando desaparecieron.

23 ¡He dejado atrás mi belleza por el bien de tu nombre, me he mantenido firme en tu nombre, Oh Ser Auto-Existente!

24 He aceptado tu yugo dulce en la pureza; he aguantado tu yugo; he atado mis extremidades a tu Cruz; ¡me he hecho puro a mí mismo por ti de acuerdo con mi capacidad, Oh Rey de los Santos!

25 ¡Eres tú a quien he dado mi Alma, porque tú eres la Alegría oculta de tus hijos e hijas!

 

Libro de la Verdad, Otras Formas de Oración – 144:5.26:

Santifica nuestros pasos y coordina nuestros pensamientos.