“Si amáis a vuestro ego más que a otras personas, acabaréis estando muy solos. Poner el ego por encima de todo causa ceguera a la conciencia que el alma tiene de la Presencia de Dios. Dejad de lado al ego y poneos, más bien, la conciencia de la Presencia de Dios y haced Su Voluntad humillándoos y aprendiendo de las enseñanzas de la Verdad y la Luz.” (Enseñanzas de la Luz, Capítulo 21)
En la búsqueda de significado y conexión en nuestras vidas, a menudo nos encontramos en una encrucijada entre el ego y el alma. El ego, esa voz interna que nos impulsa hacia el reconocimiento, el éxito y la validación externa, puede convertirse en un obstáculo para nuestras relaciones más íntimas y significativas. Cuando damos prioridad a nuestro ego sobre las personas que nos rodean, corremos el riesgo de aislarnos en una burbuja de vanidad y soledad. La verdadera riqueza de la vida reside en las conexiones genuinas que cultivamos con los demás, en el amor desinteresado y en la empatía que compartimos.
Al elevar el ego por encima de todo, perdemos de vista la esencia misma de nuestra existencia: la conexión con lo divino. La conciencia del alma, esa parte intangible y etérea de nuestro ser, se ve ensombrecida por el brillo artificial del ego. Nos volvemos ciegos a la Presencia de Dios que reside tanto dentro de nosotros como en el mundo que nos rodea. Es en la humildad y la entrega que encontramos la claridad para percibir la magnificencia divina en cada aspecto de nuestras vidas. Abandonar el ego no implica renunciar a nuestro ser individual, sino más bien trascender su dominio sobre nuestras acciones y pensamientos. Al liberarnos de las cadenas del ego, nos abrimos a una nueva comprensión de la realidad, una en la que la Presencia de Dios se hace evidente en cada momento y cada encuentro. Al alinearnos con la Voluntad divina, nos humillamos ante la grandeza del universo y nos rendimos a la sabiduría que emana de la Verdad y la Luz.
Oración
Dios misericordioso, en nuestra búsqueda de realización espiritual,
Te pedimos humildemente que nos ayudes a dejar de lado
las pretensiones del ego que nos separan de Ti.
Permítenos sumergirnos en la profundidad de tu Presencia,
Encontrando en ella la plenitud y la paz que anhelamos.
Recuérdanos siempre que la verdadera conexión contigo
Radica en dejar de lado nuestro ego,
Abriéndonos a la magnificencia de tu alma y tu Presencia divina que nos rodea. Amén.
Sherdin T
27 de abril de 2024