Giliana Kudsha
Estoy con Mis Ovejas
Estoy con aquellos que adoran al Padre en espíritu y en verdad, con aquellos que ponen los Mandamientos del Padre en primer lugar, y con aquellos que buscan la paz con sus familias y vecinos.
Enseñanzas de la Luz Capítulo 16
Cultivar la Virtud
1 Alguien que está en unión con Dios muestra evidencia de su acercamiento a Dios mediante una vida virtuosa, incluso en la cáscara humana.
2 Cultivad las Doce Virtudes en la perfección y os encontraréis viviendo fuera de las preocupaciones del mundo.
3 Cuando hayáis perfeccionado la práctica de las Virtudes brillaréis intensamente en el mundo para los demás y ellos verán vuestra luz y los que tienen oídos para oír y ojos para ver darán gloria a Dios.
Didaché Capítulo 2:
El Segundo Mandamiento; Pecados Mortales Prohibidos
1 El segundo de los Mandamientos de la Enseñanza es este:
2 No asesinará.
3 No cometerá adulterio.
4 No cometerá pederastia.
5 No fornicará.
6 No robará.
7 No practicará la magia.
8 No practicará la brujería.
9 No asesinará a un niño o niña por aborto ni matará a un niño o niña que ha nacido.
10 No deseará tener las posesiones de su prójimo.
11 No se perjurará a sí mismo.
12 No dará falso testimonio.
13 No hablará malvadamente.
14 No guardará rencor.
15 No será de mente vacilante ni tendrá doblez en su hablar porque tener doblez al hablar es una trampa que le llevará a su muerte.
16 Su forma de hablar no será falsa, ni vacía, sino que estará apoyada por obras.
17 No será deseoso de las posesiones de otros.
18 No será codicioso.
19 No será hipócrita.
20 No estará dispuesto a actuar de una manera malvada.
21 No será engreído.
22 No hará planes malvados contra su prójimo.
23 No odiará a nadie; pero a algunos les tendrá que reprender, y respecto a algunos los mantendrá en sus oraciones, y hay otros a los que deberá amar más que a su propia vida.
El Libro de la Verdad: La Oración del Creyente – 144:3.1-23:
3. La Oración del Creyente
144:3.1
Pero los apóstoles aún no estaban satisfechos; querían que Jesús les diese una oración modelo para que ellos pudieran enseñársela a los nuevos discípulos. Después de escuchar las palabras de Jesús sobre la oración, Santiago Zebedeo dijo: «Muy bien, Maestro, pero no pedimos una fórmula de oración para nosotros, sino más bien para los nuevos creyentes que tan frecuentemente nos imploran: ‘enseñadnos a orar en una forma que sea aceptable al Padre en los cielos’».
144:3.2
Cuando Santiago terminó de hablar, Jesús dijo: «Si pues, aún deseáis tal oración, os daré la que enseñé a mis hermanos y hermanas en Nazaret»:
144:3.3
Padre nuestro que estás en los cielos,
144:3.4
Santificado sea tu nombre.
144:3.5
Venga tu reino; hágase tu voluntad
144:3.6
En la tierra así como se hace en el cielo.
144:3.7
Danos hoy nuestro pan para mañana;
144:3.8
Refresca nuestra alma con el agua de la vida.
144:3.9
Y perdónanos nuestras deudas
144:3.10
Así como también perdonamos a nuestros deudores.
144:3.11
Sálvanos de la tentación, líbranos del mal,
144:3.12
Y haznos cada vez tan perfectos como tú.
144:3.13
No es raro que los apóstoles desearan que Jesús les enseñase una oración modelo para los creyentes. Juan el Bautista había enseñado a sus seguidores varias oraciones; todos los grandes maestros habían formulado oraciones para sus discípulos. Los maestros religiosos de los judíos tenían unas veinticinco o treinta oraciones establecidas que recitaban en las sinagogas y aun en la calle. Jesús estaba particularmente en contra de orar en público. Hasta este momento, los doce tan sólo le habían escuchado rezar unas pocas veces. Observaban que pasaba noches enteras orando o dedicado a la adoración, y tenían mucha curiosidad por saber la manera o forma de sus oraciones. Realmente no sabían qué contestar a las multitudes que suplicaban que se les enseñara a rezar así como Juan había enseñado a sus discípulos.
144:3.14
Jesús enseñó a los doce que debían orar siempre en secreto; que debían alejarse a solas, en la serenidad de la naturaleza, o encerrarse en sus cuartos para orar.
144:3.15
Después de la muerte de Jesús y de su ascensión al Padre, muchos creyentes optaron por agregar al final de esta oración, así llamada el Padre nuestro, estas palabras—«En el nombre de Señor Jesús Cristo». Más tarde se perdieron dos líneas al copiarse la oración, y fue agregada una cláusula adicional, como sigue: «Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria, por siempre jamás»
144:3.16
Jesús dio esta oración a los apóstoles en su forma colectiva, tal como se la rezaba en la casa de Nazaret. No enseñó nunca una oración personal formal, sino tan sólo súplicas para grupos, familias o reuniones sociales; aun así, tampoco accedió a hacerlo espontáneamente.
144:3.17
Jesús enseñaba que la oración eficaz debe ser:
144:3.18
1. Altruista—no solamente para uno mismo.
144:3.19
2. Creyente—de acuerdo con la fe.
144:3.20
3. Sincera—de corazón honesto.
144:3.21
4. Inteligente—de acuerdo con las propias luces.
144:3.22
5. Confiada—en sumisión a la voluntad omnisapiente del Padre.
144:3.23
Cuando Jesús pasaba noches enteras en la montaña rezando, lo hacía principalmente en súplica para sus discípulos, sobre todo para los doce. El Maestro muy poco oraba por sí mismo, aunque sí practicaba mucha adoración de naturaleza de la comunión de entendimiento con su Padre en el Paraíso.