Giliana Kudsha
Meditad sobre las Enseñanzas y la Imagen
Meditad sobre las enseñanzas, sobre la imagen del Mensajero y ved al Padre en el rostro del que Él ha enviado en esta era, y recibiréis la paz.
Enseñanzas de la Luz Capítulo 97:
La Asistencia
1 Cuando surgen dificultades en la familia o en las congregaciones de nuestro pueblo bendito, siempre es importante contar con la ayuda de hermanos sabios y maduros.
2 Su Divina Presencia Mir Izgadda ha puesto a vuestro alcance hermanos y hermanas que pueden echaros una mano con sabios consejos en cualquier situación difícil y, si es posible, vuestra solicitud de dicha ayuda nunca debe demorarse.
3 No os avergoncéis de pedir ayuda y consejo a vuestros hermanos y hermanas.
4 Todos los hermanos y hermanas son responsables los unos de los otros de muy diversas maneras.
5 Mir Izgadda ha dejado esto claro en todas sus enseñanzas dadas a la humanidad a lo largo de los siglos.
6 Los Pactarios maduros sienten la responsabilidad de ayudar a sus hermanos y hermanas en las diversas situaciones con las que puedan estar lidiando.
7 La compasión amorosa está profundamente arraigada en cada uno de nosotros que tomamos en serio la Religión de la Luz.
8 Este es simplemente un aspecto de vivir la Enseñanza Pura todos los días.
9 Cuando uno de nuestros hermanos o hermanas sufre, nosotros sufrimos. Cuando tienen necesidades espirituales o económicas, queremos ayudarlos lo mejor que podamos.
10 Existe una relación simbiótica espiritual, y esto va más allá de lo físico y también se relaciona con nuestras emociones y pensamientos sobre nuestros hermanos y hermanas espirituales en general.
11 Si eres tú quien ofrece ayuda o consejo, es muy importante que nunca hagas suposiciones sobre tu hermano o hermana que lo necesita o sobre situaciones en las que tienes información limitada.
12 Se nos enseña la importancia de practicar siempre la tolerancia, la compasión y la comprensión en cada situación con la que nos topamos y debemos hacer esto sin prejuzgar al individuo.
13 Siempre trata de aprender lo más posible sobre los problemas con los que está lidiando tu hermano o hermana.
14 Muestra verdadera compasión. Escucha atentamente lo que tu hermano o hermana tiene que decir.
15 Intenta ponerte en su lugar y pregúntate cómo afrontarías personalmente la situación si estuvieras del otro lado.
16 Junto con la compasión amorosa y un oído atento, no podemos olvidar la importancia de la oración.
17 Orad juntos sobre el tema, y recuérdale a la persona a la que estás ayudando la importancia de la oración. Mir Izgadda nos ha dicho que cuando queramos hablar con él, lo único que tenemos que hacer es hablar.
18 Él nos guiará en la situación brindándonos ayuda a través de los seres celestiales.
19 Amad a vuestros hermanos y hermanas; no los juzguéis.
20 Tratad siempre de poneros en su situación, y echadles una mano amorosa.
El Libro de la Verdad, El Viaje a Belén – 122:7.6-8:
122:7.6
Bien temprano a la mañana siguiente del 19 de agosto, José y María reanudaron su viaje. Tomaron su almuerzo al pie del Monte Sartaba que domina el valle jordano, y prosiguieron su viaje, llegando por la noche a Jericó, donde se alojaron en una posada del camino en las afueras de la ciudad. Después de la cena y las conversaciones sobre la opresión practicada por el gobierno romano, Herodes, el censo, y la influencia comparativa de Jerusalén y Alejandría como centros de conocimiento y cultura judíos, los viajeros nazarenos se retiraron para descansar. Muy temprano por la mañana del 20 de agosto reanudaron su viaje, llegando a Jerusalén antes del medio día; allí visitaron el templo y luego siguieron camino hacia su destino, llegando a Belén a media tarde.
122:7.7
La posada estaba repleta, y José buscó alojarse con parientes lejanos, pero todos los cuartos en Belén estaban totalmente ocupados a capacidad. Al volver al patio de la posada, le informaron que los establos para las caravanas, labrados en los lados de la roca y situados justo por debajo de la hostería, habían sido vaciados y limpiados para alojar viajeros. Habiendo dejado el burro en el patio, José cargó con las bolsas de indumentos y provisiones y descendió con María los escalones de piedra hasta su alojamiento. Se encontraron ubicados en lo que había sido un cuarto para almacenar granos frente a los establos y a los pesebres de los animales. Habían colgado cortinas de lona, y ellos se consideraron afortunados de haber conseguido un alojamiento tan cómodo.
122:7.8
José había pensado salir inmediatamente para registrarse, pero María estaba cansada; se sentía mal y le rogó que permaneciera a su lado, a lo cual él accedió.