Lecturas del Convenio Unido para el Miércoles, 25 de Septiembre, 2024

Giliana Kudsha

Manteneos Fieles y Practicad la Paciencia

Os aseguro que si sois siempre fieles y practicáis la paciencia, vuestras necesidades serán satisfechas.

 

Enseñanzas de la Luz Capítulo 71:

Sexo

1 La abstinencia sexual total no se ve como una práctica saludable entre los hombres o las mujeres, de hecho tal práctica está vista como algo poco saludable.

2 Una relación saludable entre dos personas de cualquier género nunca debe basarse únicamente en el sexo, porque tal relación sucumbirá con el tiempo a la desilusión, al estrés y a la separación.

3 Lo que practiquen sexualmente dos personas que se aman en la intimidad de sus hogares no es asunto de los Ancianos o de otros, a menos que una persona de la pareja esté siendo abusado o abusada en contra de su voluntad.

4 La actividad sexual nunca debe ser promiscua, porque la promiscuidad afecta a tantos niveles diferentes que no puede ser revertida a través de esfuerzos humanos.

5 La actividad sexual entre adultos y niños o niñas, incluidos los que son vulnerables mentalmente, no solo es altamente inapropiada, sino también es pecaminosa y merecedora de un castigo severo en la otra vida.

6 Si un adherente de la Religión de la Luz se da cuenta de la actividad sexual entre un adulto y un niño o una niña, o entre un adulto y una persona que es vulnerable mentalmente, es el deber de ese adherente denunciar lo que sabe a los Ancianos y a las autoridades civiles. Los pecados sexuales de esta naturaleza no pueden ser escondidos.

7 Los depredadores sexuales deben ser desenmascarados ante la congregación, expulsados de la hermandad de la Luz, y reportados a las autoridades civiles.

8 Las actividades sexuales entre humanos y los animales son pecaminosas y los que son culpables de tales actos pecaminosos deben ser expulsados de la hermandad de la Luz si estos no indican arrepentimiento genuino.

 

Biblia Oahspe Libro de Jehoví Capítulo 1

Capítulo 1

1. TODO fue. TODO es. TODO siempre será. El TODO habló, y el Movimiento fue, y es, y siempre será; y, siendo positivo, fue llamado Él. El TODO MOVIMIENTO fue Su discurso.

2. Él dijo: ¡YO SOY! Y Él comprendió todas las cosas, lo visible y lo invisible. Tampoco hay nada en todo el universo sino lo que es parte de Él.

3. Él dijo, Yo soy el alma de todos; y el todo que se ve es de Mi persona y de Mi cuerpo.

4. En virtud de Mi presencia todas las cosas son. En virtud de Mi presencia es la vida. En virtud de Mi presencia, nacen los seres vivos. Yo soy el que inicia la vida, el que mueve todas las cosas, el Creador, el destructor. Soy el primero y el último.

5. De dos entidades aparentes soy yo, sin embargo soy solo una. Estas entidades son lo invisible, que es potente, y lo visible, que es en sí mismo impotente, y se llama corpor.

6. Con estas dos entidades, en semejanza por lo tanto de Mí mismo, he hecho a todos los seres vivos; porque como la vida es la parte potente, así también la parte corpórea es la parte impotente.

7. Superior sobre todos los que viven en la tierra hice al Hombre; hombre y mujer los hice. Y para que el hombre me distinguiera, le ordené que me diera un nombre; en virtud de Mi presencia yo le mandé. Y el hombre no me nombró en referencia a nada en el cielo ni en la tierra. En obediencia a Mi voluntad, me nombró en referencia a los sonidos que emite el viento, y él dijo ¡E-O-Ih! Que ahora se pronuncia Jehoví, y está escrito así:

Libro de la Verdad, La Muerte de José – 126:2:1-8:

126:2.1

Todo marchaba bien hasta aquel aciago martes 25 de septiembre; ese día un mensajero proveniente de Séforis trajo a esta casa nazarena la trágica noticia de que José, mientras trabajaba en la residencia del gobernador, había sufrido graves lesiones al desmoronarse una cabría. El mensajero de Séforis, camino a la casa de José, se detuvo en el taller, donde informó a Jesús del accidente de su padre; ambos fueron juntos a la casa para llevar la triste nueva a María. Jesús quería ir inmediatamente a ver a su padre, pero María no quiso atender razones excepto que sólo sabía que debía correr a estar junto a su marido. Decidió que iría a Séforis en compañía de Santiago, por entonces de diez años de edad, mientras que Jesús se quedaría en la casa cuidando de los niños más pequeños hasta su regreso, pues no sabía cuán grave era el estado de José. Pero José murió como consecuencia de sus lesiones antes de la llegada de María. Lo trajeron a Nazaret y al día siguiente se le enterró junto a sus padres.

126:2.2

En el preciso momento en que el futuro parecía sonreírles lleno de buenas perspectivas, una mano al parecer cruel había derribado al jefe de esta familia de Nazaret, desgarrando el corazón de este hogar; los planes para Jesús y para su educación futura quedaron destruidos. Este joven carpintero, que acababa de cumplir catorce años, despertó a una cruel realidad: no sólo tendría que cumplir con el mandato de su Padre celestial, o sea revelar la naturaleza divina en la tierra y en la carne, sino que en su joven naturaleza humana debería asumir también la responsabilidad de su madre viuda y de siete hermanos y hermanas y de la que aún no había nacido. Este joven nazareno se convirtió de golpe en el único sostén y consuelo de su familia tan súbitamente afligida por la desgracia. Así pues se permitió que ocurriesen en Urantia estos acontecimientos de orden natural que obligarían a este joven de destino a asumir tan pronto la responsabilidad, onerosa pero a la vez altamente educacional y disciplinaria, de convertirse en el jefe de una familia humana, padre de sus propios hermanos y hermanas, sostén y apoyo de su madre, guardián de la casa de su padre, el único hogar que había de conocer mientras estuvo en este mundo.

126:2.3

Jesús supo aceptar con buena disposición las responsabilidades caídas tan súbitamente sobre sus hombros y cumplió fielmente con estas obligaciones hasta el fin. Por lo menos se había resuelto, aunque en forma trágica, un gran problema, una dificultad prevista en su vida—ya no tendría que ir a Jerusalén para estudiar con los rabinos. Siempre fue verdad que Jesús «no se doblegó ante los pies de nadie». Estaba siempre dispuesto a aprender de quien fuese, aun del más humilde entre los niños, pero jamás derivó de fuentes humanas la autoridad para enseñar la verdad.

126:2.4

Aún nada sabía de la visitación de Gabriel a su madre antes de su nacimiento; lo supo por Juan el día de su bautismo, al comienzo de su ministerio público.

126:2.5

Según pasaban los años, este joven carpintero de Nazaret valoraba cada vez más las instituciones de la sociedad y las costumbres religiosas con un criterio invariable: ¿Qué es lo que hace por el alma humana? ¿Acerca Dios al hombre? ¿Acerca el hombre a Dios? Aunque el joven no había abandonado por completo el aspecto recreativo y social de la vida, cada vez más dedicaba su tiempo y energías a sólo dos fines: el cuidado de su familia y la preparación para hacer en la tierra la voluntad celestial de su Padre.

126:2.6

En las noches de invierno de este año, los vecinos se hicieron el hábito de aparecerse por la casa para escuchar a Jesús tocar el arpa, relatar historias (porque el mancebo era un narrador magistral) y leer las escrituras en griego.

126:2.7

Los asuntos económicos de la familia seguían andando bastante bien pues había quedado una suma considerable de dinero en el momento de la muerte de José. Jesús no tardó en demostrar que poseía un agudo sentido de los negocios y sagacidad en los asuntos financieros. Era liberal, pero frugal; ahorrativo, pero generoso, y demostró ser un administrador prudente y eficaz de la herencia de su padre.

126:2.8

Pero a pesar de todos los esfuerzos de Jesús y de los vecinos nazarenos por traer un poco de alegría a la casa, María y aun los pequeños estaban sumidos en la tristeza. José ya no estaba. José había sido un marido y un padre excepcional, y todos lo extrañaban. Su muerte parecía aun más trágica por no haber podido ellos hablarle ni recibir su última bendición.