Lecturas del Convenio Unido para el Miércoles, 8 de Enero, 2025

Giliana Kudsha

Jehoví el Creador

Jehoví es el Único Creador.

Solo Jehoví merece la adoración de toda la creación.

No hay ningún otro como Jehoví; nadie puede compararse con la grandeza y la gloria del Creador Eterno.

Su creación habla de Su nombre y de Sus obras; por esto nadie puede, en verdad, negar Su existencia.

El espíritu de la verdad es conocido por quienes sirven a Jehoví con todo su corazón y alma, quienes sirven al Creador con sus manos y pies.

Los Pactarios de Jehoví adoran al Creador y sirven a su prójimo no por obligación, sino por amor genuino.

Su pueblo observa Sus mandamientos por amor a su Creador y por interés por su prójimo.

Enseñanzas de la Luz Capítulo 76:

Los Mezquinos

1 Palabras sesgadas y acciones odiosas son siempre el resultado de una mente pequeña.

2 Los mezquinos no son capaces de obtener una comprensión adecuada de la Verdad porque tales personas siguen aferrándose a sus suposiciones.

3 Son los mezquinos, los descarriados y los que incitan al odio en el mundo los que hacen declaraciones falsas relativas a la Religión de la Luz. Para tales personas no hay ningún lugar en el Reino de la Luz.

 

La Biblia Oahspe, Libro de Jehoví Capítulo 1:

1. TODO fue. TODO es. TODO siempre será. El TODO habló, y el Movimiento fue, y es, y siempre será; y, siendo positivo, fue llamado Él. El TODO MOVIMIENTO fue Su discurso.

2. Él dijo: ¡YO SOY! Y Él comprendió todas las cosas, lo visible y lo invisible. Tampoco hay nada en todo el universo sino lo que es parte de Él.

3. Él dijo, Yo soy el alma de todos; y el todo que se ve es de Mi persona y de Mi cuerpo.

4. En virtud de Mi presencia todas las cosas son. En virtud de Mi presencia es la vida. En virtud de Mi presencia, nacen los seres vivos. Yo soy el que inicia la vida, el que mueve todas las cosas, el Creador, el destructor. Soy el primero y el último.

5. De dos entidades aparentes soy yo, sin embargo soy solo una. Estas entidades son lo invisible, que es potente, y lo visible, que es en sí mismo impotente, y se llama corpor.

6. Con estas dos entidades, en semejanza por lo tanto de Mí mismo, he hecho a todos los seres vivos; porque como la vida es la parte potente, así también la parte corpórea es la parte impotente.

7. Superior sobre todos los que viven en la tierra hice al Hombre; hombre y mujer los hice. Y para que el hombre me distinguiera, le ordené que me diera un nombre; en virtud de Mi presencia yo le mandé. Y el hombre no me nombró en referencia a nada en el cielo ni en la tierra. En obediencia a Mi voluntad, me nombró en referencia a los sonidos que emite el viento, y él dijo ¡E-O-Ih! Que ahora se pronuncia Jehoví, y está escrito así:

 

El Libro de la Verdad: El Noveno Año de Jesús (Año 3 d. de J.C.) – 124:1.8-10:

124:1.8

Ese invierno y el siguiente fueron los más fríos en Nazaret de muchas décadas. Jesús había visto nieve en las montañas, y varias veces había nevado en Nazaret, aunque allí se derretía casi en seguida; pero hasta ese invierno no había visto hielo. El hecho de que el agua pudiera ser sólida, líquida y gaseosa—hacía mucho tiempo que observaba el vapor que escapaba del agua hirviente– dio al joven mucho que pensar sobre el mundo físico y su constitución. A pesar de que la personalidad encarnada en este niño en desarrollo había creado y organizado todas estas cosas a lo largo y a lo ancho del vasto universo.

124:1.9

El clima de Nazaret no era severo. Enero era el mes más frío con una temperatura media de alrededor de 10°C. Durante julio y agosto, los meses más calurosos, la temperatura variaba entre 23° y 32°C. Desde las montañas hasta el Jordán y el valle del Mar Muerto, el clima de Israel pasaba de frígido a tórrido. Así los judíos estaban preparados para vivir prácticamente en cualquier clima variable del mundo.

124:1.10

Aun durante los meses más calurosos del verano generalmente soplaba una brisa fresca del mar desde el oeste a partir de las 10 de la mañana y hasta las 10 de la noche. Pero de vez en cuando, vientos muy cálidos provenientes del desierto oriental soplaban sobre todo Israel. Estos vientos cálidos generalmente aparecían en febrero y marzo, hacia fines de la temporada de las lluvias. Por aquel entonces la lluvia caía en chaparrones refrescantes de noviembre hasta abril, pero no llovía en forma constante. Tan sólo había dos estaciones en Israel: el verano y el invierno; la temporada seca y la temporada de las lluvias. En enero empezaban a abrirse las flores, y hacia fines de abril la tierra entera parecía un vergel florido.