Giliana Kudsha
Vuestro Libro Sagrado
Para mis devotos, os he dicho que hay muchos textos sagrados para leer y que debéis buscar las verdades en cada uno de ellos y que debéis descartar lo que no se originó de Dios. Para mis devotos más cercanos que se reúnen conmigo a diario, mis palabras son vuestro Libro Sagrado* principal. Venerad1 y proteged estas palabras reveladas. Leer y escuchar las enseñanzas contenidas en estas palabras puede quemar vuestros pecados del pasado.
Muchos textos sagrados han sido entregados a la humanidad a lo largo de los siglos; pero hoy, en esta última era, Dios está revelando enseñanzas específicamente a Su Remanente. Estas son las palabras que Él me da a mí. Este Libro Sagrado del que hablo contiene las palabras que me dio el Padre de la Grandeza. Os digo lo que Él me dice. Todo lo que os digo, tal como está escrito en esta Santa Revelación*, es por la Voluntad del Padre que me envió.
Valorad las palabras de Dios. Proteged y defended el Libro Sagrado. Estad en guardia, porque los paganos, los no creyentes, los ateos y, de hecho, muchos de los que son solo nominales en su devoción religiosa os odiarán y perseguirán a causa de las enseñanzas de los Mensajeros. Un falso cristiano se alegrará mucho al unirse con otros no creyentes para quemaros en la hoguera y colgaros de un árbol debido a estas palabras. Los gobiernos os encarcelarán por su temor a perder sus reinos ante el Reino de la Luz.
Recordad esto: La presencia misma de Dios está dentro del Libro Sagrado, así como la presencia del Mensajero. Venerad estas palabras y protegedlas.
Notas del Editor
* La referencia a este Libro Sagrado se llama Giliana Kudsha (Santa Revelación), o La Giliana (ܓܸܠܝܵܢܵܐ) para abreviar. Pronunciado: gui-li-ah-nah. La letra “g” se pronuncia como la primera letra de las palabras “guisar” o “guardar.” Esto no debe confundirse con el término “Giliuna” que se refiere al Libro del Apocalipsis en el Nuevo Testamento. La Giliana es una edición ampliada de la Mitnaranuta d’Mir Izgadda (la Iluminación del Tercer Mensajero; también conocida como un Fragmento de la Enseñanza de Mir Izgadda).
1 A lo largo de los años, algunos devotos de Mir Izgadda han recibido visiones y sueños sobre cómo mostrar el Libro Sagrado. Luego, uno de los Mensajeros dio instrucciones sobre este asunto. Normalmente, el método más sencillo de mostrar el Libro Sagrado es tenerlo en un atril sobre una plataforma acolchada. Cuando no se lee, se cubre con un paño blanco excepto durante los Días Santos. Una presentación más elaborada implica que el Libro Sagrado esté en el mismo atril pero debajo de un dosel o tabernáculo. Este último no es necesario.
Enseñanzas de la Luz Capítulo 1:
El Padre de la Grandeza
1 Gloria y victoria al Padre de la Grandeza*, el Dios de la Verdad. Es el Gran Padre el que tiene que ser adorado por los Hijos e Hijas de la Luz.
2 Alzad vuestra voz cantando al Padre de la Grandeza, porque Él es la Verdadera Fuente de la Luz y de la Verdad, el Gran Consolador que da descanso en Sus alas.
3 Que todos los que invocan el Nombre de nuestro Dios en verdad tengan un Shabta bendito.
4 El Padre de la Grandeza, el Dios Supremo, está por encima de la creación – fuera del espacio y del tiempo y vive por encima de los cielos.
5 El Padre de la Grandeza no siempre se involucra a Sí mismo en los asuntos de la creación; en vez de eso, Dios Todopoderoso ha nombrado a siervos celestiales para Sí mismo que ayudan a la humanidad en diversas funciones.
6 Ningún ser humano ha visto al Gran Padre, pero Él se da a conocer a Sí mismo a través de Su Hijo Viviente que sirve como un espejo del Padre de la Grandeza.
7 La humanidad, en su estado caído, mientras esté en una cáscara* es incapaz de ver al Padre de la Grandeza sin morirse.
* (el cuerpo)
8 Servid al Gran Padre de todo corazón – no solo por el deber, sino por el deseo de vuestro propio corazón.
9 El Gran Padre no abandonará a ninguno de los que andan en la Verdad.
10 Su Hijo y Sus diversos siervos celestiales – los Cinco Hijos Brillantes – y los Elegidos Intercesores llevan las oraciones y peticiones de los Hijos de la Luz al Trono Más Alto por encima de los cielos y presentan tales oraciones y peticiones al Padre de la Grandeza.
11 Está prohibido crear cualquier tipo de imagen o estatua del Padre de la Grandeza. El Gran Padre está fuera del tiempo y de la creación y es invisible a los ojos humanos.
12 La creación de cualquier imagen o estatua del Padre de la Grandeza es una forma de idolatría.
Torá, Deuteronomio 11:26-16:17:
PARASHAT REÉ – SECCIÓN REÉ
26 Ved, Yo presento ante vosotros hoy una bendición y una maldición.
27 La bendición será si obedecéis los preceptos de El Eterno, vuestro Dios, que yo os ordeno hoy.
28 Y la maldición: si no obedecéis los preceptos de El Eterno, vuestro Dios, y os descarriáis del sendero que os ordeno hoy para ir tras otros dioses, que no conocisteis.
29 Ocurrirá que cuando El Eterno, tu Dios, te traiga a la Tierra a la que vienes allí para poseerla, darás la bendición en el Monte Grizim y la maldición en el Monte Eival.
30 ¿Acaso no están del otro lado del Jordán, lejos, en dirección a la puesta del Sol, en la tierra del cananeo, que habita en la planicie, lejos de Gilgal, cerca de la planicie de Moré?
31 Pues cruzáis el Jordán para venir y poseer la Tierra que te da El Eterno, tu Dios; la poseerás y te establecerás en ella.
32 Serás precavidos de realizar todos los decretos y las ordenanzas que hoy presento ante vosotros.
12
1 Éstos son los decretos y las ordenanzas que observaréis de realizar en la Tierra que te ha dado El Eterno, el Dios de vuestros antepasados, para poseerla, todos los días que viváis en la Tierra.
2 Destruirás por completo todos los lugares donde las naciones que estás por expulsar adoraron a sus ídolos: en las altas montañas, en las colinas y bajo todos los árboles frondosos.
3 Quebraréis sus altares; destruiréis sus columnas; y quemaréis con fuego sus árboles sagrados; cortaréis sus imágenes talladas y borraréis sus nombres de ese lugar.
4 No haréis esto a El Eterno, vuestro Dios.
5 Sino que únicamente en el sitio al que El Eterno, tu Dios, ha de elegir de entre todas vuestras tribus para colocar Su Nombre allí, buscaréis Su Presencia y vendréis allí.
6 Y allí traeréis vuestras ofrendas ígneas -olá- y ofrendas festivas –zevaj-, vuestros diezmos y lo que ofrendéis con vuestras manos, vuestras ofrendas de voto –neder- y vuestras ofrendas voluntarias –nedavá-, y el primogénito de vuestros vacunos y vuestras ovejas.
7 Comeréis allí ante El Eterno, vuestro Dios, y os alegraréis con cada uno de vuestros emprendimientos, vosotros y vuestras casas, tal como te ha bendecido El Eterno, tu Dios.
8 No haréis como todo lo que hacemos aquí hoy: cada hombre lo que es apropiado a sus ojos,
9 pues aún no habéis llegado al lugar de descanso o a la posesión que te da El Eterno, tu Dios.
10 Cruzaréis el Jordán y os estableceréis en la Tierra que os hace heredar El Eterno, vuestro Dios, y Él os dará descanso de todos vuestros enemigos que hay alrededor y habitaréis seguros.
11 Ocurrirá que el lugar donde El Eterno, vuestro Dios, elija para que descanse Su Nombre allí, a él traeréis todo lo que te ordeno: vuestras ofrendas ígneas -olá- y vuestras ofrendas festivas –zevaj-, vuestros diezmos y lo que ofrendéis con vuestras manos, y lo más selecto de vuestras ofrendas de voto que prometeréis a El Eterno.
12 Os alegraréis ante El Eterno, vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros esclavos y vuestras sirvientas, y el levita que está en vuestras ciudades, pues él no tiene parte ni herencia con vosotros.
13 Sé precavido de no traer tus ofrendas ígneas -olá- a cualquier lugar que veas.
14 Sino que únicamente al lugar que elegirá El Eterno, en una de vuestras tribus, allí traeréis vuestras ofrendas ígneas -olá- y allí haréis todo lo que te ordeno.
15 Sin embargo, podréis sacrificar y comer carne tanto como os plazca, según la bendición que os habrá dado El Eterno, vuestro Dios, en todas vuestras ciudades; el impuro y el puro podrán comerla, como el ciervo y el carnero.
16 Solamente la sangre no comeréis; la derramarás a la tierra, como agua.
17 En tus ciudades no podrás comer: el diezmo de tus granos, y tu vino, y tu aceite; el primogénito de tus vacunos y tus ovejas; todas tus ofrendas de votos que prometes y tus ofrendas voluntarias; y lo que ofrendes con tus manos.
18 Sino que los comeréis ante El Eterno, vuestro Dios, en el lugar que ha de elegir El Eterno, vuestro Dios, tú, tu hijo, tu hija, tu esclavo, tu sirvienta, y el levita que está en vuestras ciudades, y os alegraréis ante El Eterno, vuestro Dios, en todos vuestros emprendimientos.
19 Sé precavido de no olvidar al levita, todos los días en tu Tierra.
20 Cuando El Eterno, tu Dios, ensanche tu frontera como Él te ha dicho, y digas: comería carne, pues tendrás deseos de comer carne, tanto como te plazca podrás comer carne.
21 Si el lugar que ha de elegir El Eterno, tu Dios, para colocar Su Nombre allí estuviere lejos de ti, podrás sacrificar de tus vacunos y de tus ovejas que te ha dado El Eterno, tal como te he ordenado, y podrás comer en tus ciudades según lo que te plazca.
22 Inclusive como se comen el ciervo y el carnero, podrás comerla, el impuro y el puro entre los hombres lo pueden comer juntos.
23 Solamente, sé fuerte para no comer la sangre, pues la sangre es la vida, y no comerás la vida junto con la carne.
24 No la comerás, la derramarás sobre la tierra como al agua.
25 No la comerás, para que sea el bien contigo y con tu hijos tras de ti cuando hagas lo que es recto a los ojos de El Eterno.
26 Únicamente las santidades que tendrás y vuestras ofrendas de voto cargarás, y vendrás al lugar que ha de elegir El Eterno.
27 Realizarás tus ofrendas ígneas -olá-, la carne y la sangre, sobre el Altar de El Eterno, tu Dios; y la sangre de tus ofrendas festivas –zevaj- se derramará sobre el Altar de El Eterno, tu Dios, y comerás la carne.
28 Guarda y obedece todas estas palabras que te ordeno, para que sea el bien contigo y con tu hijos tras de ti por siempre, cuando hagas lo que es bueno y recto a los ojos de El Eterno, tu Dios.
29 Cuando El Eterno, tu Dios, derribe a las naciones a las que vienes, para expulsarlas de ante ti, y las expulses y te establezcas en su tierra,
30 sé precavido de no sentirte atraído por ellas después de que fueron destruidas ante ti y de no buscar sus dioses, diciendo: «¿Cómo adoraban a sus dioses estas naciones? Yo haré lo mismo».
31 No harás así con El Eterno, tu Dios, pues todo lo que es abominación contra El Eterno, todo lo que El odia, ellos lo hicieron a sus dioses; pues hasta a sus hijos y a sus hijas los quemaron en el fuego para sus dioses.
13
1 Toda palabra que os ordeno, eso será lo que observaréis para cumplir; no le agregarás ni le sustraerás nada.
2 Si se presentare en medio de ti un profeta o un soñador de sueños, y te anunciare una señal o una maravilla,
3 y se produjera la señal o la maravilla de la cual te habló, diciendo él: «¡Vayamos tras otros dioses que no conocisteis y los adoraremos!»,
4 no obedezcáis las palabras de ese profeta o de ese soñador de sueños, pues El Eterno, vuestro Dios, os está probando para conocer si amáis a El Eterno, vuestro Dios, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma.
5 A El Eterno, vuestro Dios, seguiréis y a Él temeréis; Sus preceptos observaréis y Su voz obedeceréis; a El serviréis y a Él os aferraréis.
6 Y ese profeta o ese soñador de sueños será condenado a muerte, pues habló perversiones en contra de El Eterno, vuestro Dios, Quien os saca de la tierra de Egipto, y Quien os redime de la casa de la esclavitud, para hacer que os descarriéis del sendero por el que El Eterno, vuestro Dios, os ha ordenado que vayáis; y exterminarás el mal de vuestro medio.
7 Si tu hermano, el hijo de tu madre, o tu hijo o tu hija, o la mujer de tu regazo, o tu amigo que es como tu misma alma, te incitare secretamente, diciendo: Vamos a adorar otros dioses que no conociste, ni tú ni tus antepasados,
8 de los dioses de los pueblos que están a tu alrededor, tanto los cercanos a ti como los lejanos a ti, desde un confín de la tierra hasta el otro confín de la tierra,
9 no accederás a él y no le obedecerás; tu ojo no le tendrá lástima, ni le tendrás compasión ni lo encubrirás.
10 Sino que ciertamente lo matarás; tu mano será la primera en contra de él para matarlo, y la mano de todo el pueblo después.
11 Lo apedrearás y morirá, pues buscó hacerte descarriar del camino de El Eterno, tu Dios, Quien te saca de Egipto, de la casa de la esclavitud.
12 Todo Israel oirá y temerá, y no volverán a hacer tal mal en medio de vosotros.
13 Si en una de tus ciudades que te da para habitar allí El Eterno, tu Dios, oyes, diciendo:
14 «Hombres sin ley han surgido de tu medio, y han hecho que los habitantes de su ciudad se descarríen, diciendo: “Vamos a adorar a otros dioses, que no conocisteis”»,
15 buscarás e investigarás, y preguntarás bien, y he aquí que es cierto, que la palabra es correcta, esta abominación se cometió en medio de ti.
16 Aniquilarás a los habitantes de esa ciudad con el filo de la espada; la arrasarás y todo lo que hay en ella y sus animales con el filo de la espada.
17 Reunirás todo su botín en medio de su plaza abierta y quemarás con fuego la ciudad y todo su botín, íntegro, para El Eterno, tu Dios, y será una ruina eterna, no será reconstruida.
18 Ninguna parte de la propiedad proscrita podrá adherirse a tu mano, para que El Eterno aplaque Su ira ardiente y Te tenga compasión, y sea misericordioso contigo y te multiplique, tal como juró a tus antepasados,
19 cuando obedezcáis la voz de El Eterno, tu Dios, observando todos Sus preceptos que te ordeno hoy, de hacer lo que es recto a los ojos de El Eterno, tu Dios.
14
1 Vosotros sois hijos de El Eterno, vuestro Dios, no os rasuraréis ni os haréis zonas calvas entre los ojos por una persona muerta.
2 Pues sois un pueblo santo a El Eterno, vuestro Dios, y El Eterno os ha elegido para Sí Mismo como un pueblo atesorado, de entre todos los pueblos que hay sobre la faz de la tierra.
3 No comerás ninguna abominación.
4 Estos son los animales que puedes comer: el buey, la oveja y la cabra;
5 el carnero, el ciervo y el corzo, la cabra montés, el antílope, el búfalo y la gamuza.
6 Y entre los animales, podrás comer todos los animales que tienen pezuña partida, que está completamente separada en dos pezuñas, que rumia.
7 Pero éstos no comerás de entre aquellos que rumian o que tienen una pezuña completamente separada: el camello, la liebre y el jerbo, pues rumian mas su pezuña no está partida; te son impuros;
8 y el cerdo, pues tiene pezuña partida, mas no rumia; ése te es impuro; de su carne no comerás y no tocarás sus cadáveres.
9 Esto podrás comer de todo lo que hay en el agua: todo lo que tenga aletas y escamas podrás comer.
10 Y todo lo que no tenga aletas o escamas no podrás comer: te es impuro.
11 Todas las aves puras, podrás comer.
12 Esto es lo que no comerás de ellas: el águila, el quebrantahuesos, el águila pescadora;
13 el milano rojo, el buitre, y el milano negro, según su especie;
14 y cada cuervo según su especie;
15 el avestruz, el búho, la gaviota y el gavilán, según su especie;
16 el halcón, el cormorán, y el cisne;
17 el pelícano, la urraca y el ibis;
18 la cigüeña y la garza según su especie; la abubilla y el murciélago.
19 Y todos los insectos voladores te son impuros: no serán comidos.
20 Todas las aves puras podrás comer.
21 No comerás ningún cadáver; al extranjero incircunciso que está en tus ciudades se lo darás para que lo coma o se lo venderás a un gentil, pues sois un pueblo santo para El Eterno, vuestro Dios; no cocerás al cabrito en la leche de su madre.
22 Separarás el diezmo de toda la cosecha de tu cultivo, el fruto del campo, año tras año.
23 Y comerás el diezmo de tu grano, tu vino y tu aceite, y el primogénito de tus vacunos y tus ovejas ante El Eterno, tu Dios, en el lugar que Él ha de elegir para que more allí Su Nombre, para que aprendas a temer a El Eterno, tu Dios, todos los días.
24 Si el camino fuere demasiado largo para ti y no pudieres cargarlo, porque el lugar que eligiere El Eterno, tu Dios, para hacer morar allí Su Nombre está lejos de ti, pues El Eterno, tu Dios, te habrá bendecido,
25 entonces podrás cambiarlo por dinero, envolver el dinero en tu mano, e ir al lugar que ha de elegir El Eterno, tu Dios.
26 Puedes gastar el dinero en todo lo que desee tu alma, en ganado, en ovejas, en vino nuevo, o en vino añejo, o en cualquier cosa que ansíe tu alma; lo comerás allí ante El Eterno, tu Dios, y te alegrarás, tú y tu casa.
27 No abandonarás al levita que está en tus ciudades, pues él no tiene porción ni herencia junto a ti.
28 Al cabo de tres años sacarás todos los diezmos de tu cosecha de ese año y los depositarás en tus ciudades.
29 Entonces el levita podrá venir, pues no tiene porción ni herencia junto a ti, y el prosélito, el huérfano, y la viuda que están en tus ciudades, para que puedan comer y saciarse, para que El Eterno, tu Dios, te bendiga en todas las obras de tus manos que emprendas.
15
1 Al cabo de siete años instituirás una remisión –Shemitá-.
2 Así será la remisión: cada acreedor remitirá su autoridad sobre lo que prestó a su prójimo; no presionará a su prójimo o a su hermano, pues Él proclamó remisión para El Eterno.
3 Puedes exigirle al gentil; pero sobre lo que tienes con tu hermano, remitirás tu autoridad.
4 Sin embargo, no habrá indigentes entre vosotros; sino que El Eterno ciertamente te bendecirá en la Tierra que El Eterno, tu Dios, te dará como herencia, para poseerla,
5 si tan sólo obedeces la voz de El Eterno, tu Dios, y observas todo este precepto que te ordeno hoy.
6 Pues El Eterno, tu Dios, te ha bendecido como te dijo; le prestarás a muchas naciones, mas no pedirás prestado; y dominarás a muchas naciones, mas no te dominarán.
7 Si en la Tierra que te da El Eterno, tu Dios, hubiere una persona indigente entre vosotros, cualquiera de tus hermanos en cualquiera de tus ciudades, no endurecerás tu corazón ni cerrarás tu mano a tu hermano indigente.
8 Sino que le abrirás tu mano; le prestarás lo que carezca, cualquier cosa que le falte.
9 Ten cuidado de que no haya ningún pensamiento ilícito en tu corazón y digas: «Se acerca el séptimo año, el año de remisión», y mires con malevolencia a tu hermano pobre y te niegues a darle; entonces él podrá apelar en contra tuya ante El Eterno, y será un pecado sobre ti.
10 Ciertamente le darás, y que tu corazón no se sienta mal cuando le des, pues a cambio de esto El Eterno, tu Dios, te bendecirá en todos tus actos y en todas las obras de tu mano.
11 Pues los indigentes no dejarán de existir en la Tierra; por eso te ordeno, diciendo: «Ciertamente le abrirás tu mano a tu hermano, a tu pobre y a tu indigente en tu Tierra».
12 Si tu hermano, el hombre hebreo o la mujer hebrea, te fuere vendido, te servirá durante seis años y al séptimo año lo dejarás libre.
13 Pero cuando lo dejes libre, no lo dejarás ir con las manos vacías.
14 Adórnalo generosamente con regalos de tus ovejas, de tu granero y de tu bodega; así como El Eterno, tu Dios, te bendijo a ti, así le darás a él.
15 Recordarás que fuiste esclavo en la tierra de Egipto y El Eterno, tu Dios, te redimió; por eso te ordeno esto hoy.
16 En el caso de que te diga: «No te dejaré», pues te ama a ti y a tu casa, pues está bien junto a ti,
17 entonces tomarás el punzón y le colocarás para perforarle el oído contra la puerta, y será para ti un esclavo eterno; y hasta a tu sirvienta le harás lo mismo.
18 No será difícil a tus ojos cuando lo dejes ir libre, pues el doble de un empleado, seis años, te ha servido; y El Eterno, tu Dios, te bendecirá en todo lo que hagas.
19 Todos primogénito macho que nazca de tus vacunos y de tus ovejas, lo santificarás a El Eterno, tu Dios; no trabajarás con el primogénito de tu buey ni esquilarás el primogénito de tus ovejas.
20 Ante El Eterno, tu Dios, lo comerás, año tras año, en el lugar que ha de elegir El Eterno, tú y tu casa.
21 Si tuviere una mácula, si fuere rengo, o ciego, o tuviere cualquier mácula mala, no lo sacrificarás a El Eterno, tu Dios.
22 En tus ciudades lo comerás, tanto el hombre impuro como el puro, lo comerán como el ciervo y el carnero.
23 Solamente no comerás la sangre; la derramarás sobre la tierra como agua.
16
1 Observarás atentamente el mes de la primavera y realizarás la ofrenda de Pesaj para El Eterno, tu Dios, pues en el mes de la primavera, de noche te sacó El Eterno, tu Dios, de Egipto.
2 Sacrificarás la ofrenda de Pesaj a El Eterno, tu Dios, de las ovejas, y además ofrendarás vacunos, en el sitio que ha de elegir El Eterno para que more allí Su Nombre.
3 No comerás pan leudado con ella –jametz-; durante siete días comerás matzot, el pan de la aflicción, pues te fuiste de la tierra de Egipto con prisa, para que recuerdes el día de tu partida de la tierra de Egipto todos los días de tu vida.
4 Nada leudado –seor- de tu posesión se verá a lo largo de tu frontera durante siete días, ni tampoco quedará toda la noche hasta la mañana nada de la carne que ofrendas la tarde de antes del primer día.
5 No puedes sacrificar la ofrenda de Pesaj en una de tus ciudades que te da El Eterno, tu Dios;
6 excepto en el lugar que ha de elegir El Eterno, tu Dios, para que more allí Su Nombre; allí sacrificarás la ofrenda de Pesaj a la tarde, cuando baja el sol, a la hora de tu partida de Egipto.
7 La asarás y la comerás en el lugar que ha de elegir El Eterno, tu Dios, y a la mañana siguiente podrás irte e irás a tus tiendas.
8 Durante un lapso de seis días comeréis matzot y el séptimo día será una asamblea ante El Eterno, tu Dios; no realizarás ninguna labor.
9 Contarás siete semanas para vosotros; empezarás a contar siete semanas a partir del momento, el dieciséis del mes de Nisán, en que la hoz se coloca por primera vez sobre el cultivo –el omer-.
10 Luego observarás la fiesta de Shavuot para El Eterno, tu Dios; las ofrendas voluntarias que ofrendes deberán ser proporcionales a todo lo que El Eterno, tu Dios, te haya bendecido.
11 Te alegrarás ante El Eterno, tu Dios, tú, tu hijo, tu hija, tu esclavo, tu sirvienta, el levita que está en tus ciudades, el prosélito, el huérfano y la viuda que están entre vosotros, en el lugar que ha de elegir El Eterno, tu Dios, para que more allí Su Nombre.
12 Recordarás que fuiste esclavo en Egipto, y observarás y realizarás estos decretos.
13 Haréis la fiesta de Sucot para ti durante siete días, cuando recolectes de tu granero y de tu bodega.
14 Te alegrarás en tu fiesta, tú, tu hijo, tu hija, tu esclavo, tu sirvienta, el levita, el prosélito, el huérfano y la viuda que están en tus ciudades.
15 Durante siete días celebrarás a El Eterno, tu Dios, en el lugar que ha de elegir El Eterno, pues El Eterno, tu Dios, te habrá bendecido en toda tu cosecha y en todas las obras de tus manos, y estarás completamente feliz.
16 Tres veces al año todos tus varones deberán aparecer ante El Eterno, tu Dios, en el lugar que Él ha de elegir: en la Fiesta de las Matzot, en la Fiesta de Shavuot y en la Fiesta de Sucot; y no aparecerá ante El Eterno con las manos vacías,
17 cada uno de acuerdo con lo que pueda dar, de acuerdo con la bendición que te dé El Eterno, tu Dios.