Lecturas del Convenio Unido para el Sábado, 28 de Septiembre, 2024

Giliana Kudsha

Nunca me Olvidaré de Mi Remanente Bendito

Si viajo de un lugar a otro, nunca te abandono. Hijo o hija mío, nunca olvides que siempre estoy contigo. Sea cual sea el nombre por el que me conozcas, llámame y te escucharé cuando clames. Nunca me olvidaré de Mi Remanente bendito.

Reza al Padre y medita a menudo. Escucho tus oraciones y son llevadas al Creador Eterno.

 

Enseñanzas de la Luz Capítulo 74:

Las Naves de la Luz

1 El Sol y la Luna son Naves* que transportan las almas de los muertos desde la Materia hacia la Luz, siempre separando el Poder Divino de la Materia y escoltándolo hacia Dios.

* (“Sol y la Luna” se usa metafóricamente para referirse a los Carros Divinos o Espirituales)

2 Las Naves de la Luz están siempre en su ruta, sin desviarse ni a la derecha ni a la izquierda. Estas Naves son como barcos que llevan a las almas a su hogar verdadero.

3 El Espíritu Viviente es el viento que mueve a las Naves Divinas de la salvación.

4 El Mensajero Divino es como el capitán que sabe la forma correcta de navegar por el océano turbulento. Contemplad esto, Oh Hijos e Hijas de la Luz.

Torá: Deuteronomio 29:9-31:30

PARASHAT NITZAVIM – SECCIÓN NITZAVIM

9 Vosotros estáis parados hoy, todos vosotros, ante El Eterno, vuestro Dios: las cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos, y vuestros oficiales: todos los hombres de Israel;

10 vuestros hijos pequeños, vuestras mujeres y tu prosélito que está en tu campamento, desde el talador de vuestros árboles hasta el que extrae vuestra agua,

11 para que entréis en el pacto de El Eterno, tu Dios, y en Su juramento que El Eterno, tu Dios, entabla hoy contigo.

12 A fin de establecerte hoy como un pueblo para Él y para que Él sea un Dios para ti, tal como os dijo y como les juró a tus antepasados, a Abraham, a Itzjak (Isaac) y a Iaacov (Jacob).

13 No solamente con vosotros entablo este pacto y este juramento,

14 sino con todos los que están aquí, parados hoy junto a nosotros, ante El Eterno, nuestro Dios, y con todos los que no están hoy aquí junto a nosotros.

15 Pues sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto y cómo pasamos por en medio de las naciones a través de las cuales pasasteis.

16 Y visteis sus abominaciones y sus ídolos detestables, de madera y de piedra, de plata y de oro, que había con ellos.

17 Tal vez haya entre vosotros un hombre o una mujer, o una familia o una tribu, cuyo corazón se desvíe hoy de estar junto a El Eterno, nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; tal vez haya entre vosotros una raíz de la que brotan hiel y ajenjo.

18 Y ocurrirá que cuando oiga las palabras de este juramento se bendecirá en su corazón, diciendo: «La paz será conmigo, a pesar de que voy como me dicta el corazón», agregando así lo regado a lo sediento.

19 El Eterno no estará dispuesto a perdonarlo, pues entonces la ira y los celos de El Eterno humearán contra ese hombre, y todo el juramento escrito en este Libro caerá sobre él, y El Eterno borrará Su nombre de bajo de los cielos.

20 El Eterno lo separará de entre todas las tribus de Israel para su mal, como todos los juramentos del pacto que está escrito en este Libro de la Torá.

21 La generación futura dirá, vuestros hijos que se levantarán tras vosotros y el extranjero que viniere de una tierra lejana, cuando vea las plagas de esa Tierra y sus enfermedades con las que la afligió El Eterno:

22 «El azufre y la sal, una conflagración de toda la Tierra, no puede sembrarse y no puede brotar, y no crecerá en ella pasto; como el cataclismo de Sodoma y Gomorra, Admá y Tzevoim, que El Eterno trastornó en Su ira y Su furia».

23 Y todas las naciones dirán: «¿Por qué motivo El Eterno hizo esto con esta Tierra; por qué esta furia de gran enojo?».

24 Y dirán: «Porque abandonaron el pacto de El Eterno, el Dios de sus antepasados, que Él entabló con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto;

25 y fueron y sirvieron a otros dioses y se postraron ante ellos, dioses que no conocían y que Él no les designó.

26 Y el odio de El Eterno ardió contra esa Tierra, trayendo sobre ella toda la maldición que está escrita en este Libro;

27 y El Eterno los sacó de su Tierra; con enojo, con ira y con gran furia, y los arrojó a otra tierra, como acontece en este día».

28 Los pecados ocultos son para El Eterno, nuestro Dios, pero los pecados revelados son para nosotros y para nuestros hijos por siempre, para cumplir todas las palabras de esta Torá».

30

1 Ocurrirá que cuando todas estas cosas te acontezcan, la bendición y la maldición que he presentado ante ti, entonces las internalizaras en tu corazón entre todas las naciones donde allí te ha dispersado El Eterno, tu Dios;

2 y regresarás con El Eterno, tu Dios, y escucharás Su voz, según todo lo que te ordeno hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma.

3 Entonces El Eterno, tu Dios, te traerá de regreso de tu cautiverio y tendrá compasión de ti, y volverá y te reunirá de entre todos los pueblos a los que te dispersó allí El Eterno, tu Dios.

4 Si tus dispersos estuvieren en los confines del cielo, desde allí El Eterno, tu Dios, os reunirá y desde allí os tomará.

5 El Eterno, tu Dios, te traerá a la Tierra que poseyeron tus antepasados y que tú poseerás. El hará el bien contigo y te hará más numeroso que tus antepasados.

6 El Eterno, tu Dios, circuncidará tu corazón y el corazón de tu simiente, para amar a El Eterno, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, para que vivas.

7 El Eterno, tu Dios, colocará todos estos juramentos sobre tus enemigos y sobre aquéllos que te odian, que te persiguieron.

8 Y tú regresarás y escucharás la voz de El Eterno, y realizarás todos Sus preceptos que te ordeno hoy.

9 El Eterno te dará abundancia en toda la obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, el fruto de tus animales y el fruto de tu Tierra, para bien, cuando El Eterno retorne a regocijarse contigo para bien, como Se regocijó con tus antepasados,

10 cuando escuches la voz de El Eterno, tu Dios, observando Sus preceptos y Sus decretos que están escritos en este Libro de la Torá; cuando retornes a El Eterno, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma.

11 Pues este precepto que te ordeno hoy, no está oculto de ti y no está lejos.

12 No está en el cielo, y digas: «¿Quién puede subir al cielo por nosotros y tomarlo para nosotros, para que podamos escucharlo y realizarlo?».

13 Ni tampoco está del otro lado del mar, y digas: «¿Quién puede cruzar al otro lado del mar y tomarlo para nosotros, para que podamos escucharlo y realizarlo?».

14 Más bien, esto está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que lo realices.

15 Ve: he colocado ante ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal;

16 aquello que te ordeno hoy: amar a El Eterno, tu Dios, ir por Sus caminos, observar Sus preceptos, Sus decretos y Sus ordenanzas; entonces vivirás y te multiplicarás, y El Eterno, tu Dios, te bendecirá en la Tierra a la que vienes allí, para poseerla.

17 Pero si tu corazón se desviara y no escuchares, y te descarriares, y te postrares ante otros dioses y los sirvieres,

18 yo te digo hoy que ciertamente te perderás; no prolongarás tus días sobre la Tierra por la que cruzas allí el Jordán para poseerla.

19 Yo convoco al cielo y a la tierra hoy para que sean testigos contra ti: he colocado la vida y la muerte ante ti, la bendición y la maldición; y elegirás la vida, para que vivas, tú y tu descendencia,

20 amando a El Eterno, tu Dios, escuchando Su voz, y aferrándote a El, pues El es tu vida y la prolongación de tus días, habitando en la tierra que El Eterno les juró a tus antepasados, a Abraham, a Itzjak (Isaac) y a Iaacov (Jacob), que les daría.

PARASHAT VAIELEJ – SECCIÓN VAIELEJ

31

1 Moshé (Moisés) fue y dijo estas palabras a todo Israel.

2 Les dijo: «Yo tengo hoy ciento veinte años. Ya no puedo salir y entrar, pues El Eterno me ha dicho: “No cruzarás este Jordán”.

3 El Eterno, tu Dios, Él cruzará delante de ti; Él destruirá a estas naciones ante ti y tú las poseerás; Iehoshúa (Josué) cruzará delante de ti, tal como dijo El Eterno.

4 El Eterno les hará a ellos como hizo a Sijón y Og, los reyes de los amorreos y a sus tierras, a los cuales destruyó.

5 El Eterno los entregará delante de vosotros, y tú les harás según todo el precepto que te he ordenado.

6 Sé fuerte y valiente, no tengas miedo y no te quebrantes ante ellos, pues El Eterno, tu Dios, es Él el que va delante de ti, Él no te dejará ni te abandonará.»

7 Moshé (Moisés) convocó a Iehoshúa (Josué) y le dijo ante los ojos de todo Israel: «Sé fuerte y valiente, pues tú vendrás con este pueblo a la Tierra que El Eterno juró a los antepasados que les daría, y harás que ellos la hereden.

8 El Eterno, es Él Quien va delante de ti; Él estará junto a ti; Él no te dejará ni te abandonará; no tengas miedo y no te desalientes.»

9 Moshé (Moisés) escribió esta Torá y se la dio a los sacerdotes, los hijos de Levi, los portadores del Arca del Pacto de El Eterno, y a todos los ancianos de Israel.

10 Moshé (Moisés) les ordenó, diciendo: «Al cabo de siete años, en la época del año de remisión, durante la fiesta de Sucot,

11 cuando todo Israel viene a presentarse ante El Eterno, tu Dios, en el lugar que El ha de elegir, leerás esta Torá ante los oídos de todo Israel.

12 Reúne al pueblo, a los hombres, las mujeres, los niños pequeños y al prosélito que está en tus ciudades, para que oigan y para que aprendan, y teman a El Eterno, tu Dios, y sean precavidos de cumplir con todas las palabras de esta Torá.

13 Y sus hijos que no saben, ellos oirán y ellos aprenderán a temer a El Eterno, tu Dios, todos los días que vivas en la Tierra por la que cruzas allí el Jordán para poseerla».

14 El Eterno le habló a Moshé (Moisés): «He aquí que tus días se acercan para morir; convoca a Iehoshúa (Josué) y ambos os pararéis en la Tienda de la Reunión, y Yo lo instruiré». Entonces Moshé (Moisés) y Iehoshúa (Josué) fueron y se pararon en la Tienda de la Reunión.

15 El Eterno apareció en la Tienda, en una columna de nube, y la columna de nube se paró junto a la entrada de la Tienda.

16 El Eterno le dijo a Moshé (Moisés): «He aquí que yacerás con tus antepasados, pero este pueblo se levantará y se descarriará tras dioses de los extranjeros de la Tierra, a cuyo medio está viniendo, y Me abandonará y violarán Mi pacto que establecí con él.

17 Mi ira arderá contra él aquel día y los abandonaré; y ocultaré Mi rostro de ellos y ellos serán presa de sus enemigos, y les acosarán muchos males y aflicciones. Ese día dirá: “¿Acaso no es porque mi Dios no está conmigo que me acontecen estos males?”

18 Pero ciertamente habré ocultado Mi rostro ese día a causa de todo el mal que hizo, pues se había dirigido a otros dioses.

19 Y ahora, escribid este Cántico para vosotros, y enseñadla a los Hijos de Israel, colocadla en su boca, para que este Cántico sea para Mí testigo ante los Hijos de Israel.

20 Pues los traeré a la Tierra que les juré a sus antepasados, donde fluye la leche y la miel, pero comerá, se saciará y engordará, y se dirigirá a otros dioses, y los servirá, Me provocará y violará Mi pacto.

21 Y será que cuando muchos males y aflicciones vengan sobre él, que este Cántico responderá ante él como un testigo, pues no será olvidada de la boca de su descendencia, pues Yo sé de su inclinación, lo que hace hoy, antes de que los traiga a la Tierra que juré».

22 Moshé (Moisés) escribió este Cántico aquel día, y se la enseñó a los Hijos de Israel.

23 Dio órdenes a Iehoshúa (Josué), hijo de Nun, y dijo: «Sé fuerte y valiente, pues tú traerás a los Hijos de Israel a la Tierra que les juré, y Yo estaré junto a ti».

24 Y ocurrió que cuando Moshé (Moisés) terminó de escribir las palabras de esta Torá sobre un libro, hasta su conclusión,

25 que Moshé (Moisés) les dio órdenes a los levitas, portadores del Arca del Pacto de El Eterno, diciendo:

26 «Tomad este libro de la Torá y colocadlo al costado del Arca del Pacto de El Eterno, vuestro Dios, y quedará allí para vosotros como testigo.

27 Pues sé de vuestra rebeldía y vuestra dura obstinación; he aquí que estando yo en vida, habéis sido rebeldes contra El Eterno, ¡ciertamente lo seréis después de mi muerte!

28 Reunidme a todos los ancianos de vuestras tribus y a vuestros oficiales, y Yo transmitiré estas palabras a sus oídos, y convocaré al cielo y a la tierra para que den testimonio contra ellos.

29 Pues sé que tras mi muerte ciertamente actuaréis corruptamente y os desviaréis del sendero que os mandé, y el mal os acosará al final de los días, si hacéis lo que es malo a los ojos de El Eterno, haciéndolo enojar por medio de vuestros actos».

30 Moshé (Moisés) habló las palabras de este Cántico a los oídos de toda la congregación de Israel, hasta su conclusión.

Libro de la Verdad, Otras Formas de Oración – 144:5.74:

Refréscanos día a día con el agua viva del río de la vida.