Giliana Kudsha
Ofrece Tu Sufrimiento como una Ofrenda
Los momentos difíciles a los que te enfrentas pueden ayudar a fortalecerte en tu servicio al Padre. Ofrece tus sufrimientos a tu Padre en el cielo y Él los recibirá como sacrificios perfectos.
No permitas que tus penas te agobien hasta tal punto que tu comunión espiritual con el Creador se haya disminuido.
Pon tu confianza en el brazo del Eterno y Él te ayudará a mantenerte firme y caminarás con fuerza.
Enseñanzas de la Luz Capítulo 44:
La Madre de la Vida
1 La Fuente de toda bendición y de todas las oraciones es la Madre de la Vida.
2 La Madre de la Vida se apresura a proteger a los que están cerca del Padre de la Grandeza.
3 La humanidad, que camina en el mundo de la oscuridad, está privada de la presencia de la Madre de la Vida porque no busca hacer la Voluntad del Gran Padre y debe buscar el perdón a través del arrepentimiento verdadero y a través de la intercesión por los Elegidos Intercesores.
Torá, Génesis 28:10-32:3:
PARASHAT VAIETZÉ – SECCIÓN VAIETZÉ
10 Iaacov (Jacob) salió de Beersheba y se dirigió hacia Jarán.
11 Se topó con el lugar y allí pasó la noche, pues el sol se había puesto; tomó de las piedras del lugar y las dispuso en derredor de su cabeza, y se recostó en aquel lugar.
12 Y soñó, y he aquí que había una escalera colocada sobre la tierra cuyo extremo llegaba hasta los Cielos; y he aquí que ángeles de Dios subían y bajaban por ella.
13 Y he aquí que El Eterno estaba parado sobre él y dijo: «Yo soy El Eterno, Dios de Abraham, tu padre, y Dios de Itzjak (Isaac); la tierra sobre la cual yaces a ti te la daré y a tus descendientes.
14 Tu simiente será como el polvo de la tierra y te extenderás, hacia el oeste, el este, el norte, y el sur; y todas las familias de la tierra se bendecirán en ti y en tu descendencia.
15 He aquí que Yo estoy contigo; te guardaré dondequiera que vayas y te devolveré a esta tierra; pues no te abandonaré hasta que haya hecho lo que he hablado a tu respecto».
16 Iaacov (Jacob) se despertó de su sueño y dijo: «Ciertamente El Eterno está presente en este lugar, ¡y yo no lo sabía!».
17 Y tuvo miedo, y dijo: «¡Qué terrible es este lugar! ¡Ésta no es otra que la Casa de Dios, y ésta es la puerta de los Cielos!».
18 Iaacov (Jacob) se levantó temprano a la mañana y tomó la piedra que había colocado en derredor de su cabeza y la puso como pilar; y vertió aceite en su cúspide,
19 y llamó al lugar Bet-El; sin embargo, Luz era el nombre original de la ciudad.
20 Iaacov (Jacob) hizo un voto, diciendo: «Si Dios ha de estar conmigo, ha de guardarme por este camino que voy; dándome pan que comer y ropa que vestir;
21 y si retornare en paz a la casa de mi padre, y si El Eterno ha de ser un Dios para mí,
22 entonces, esta piedra que he colocado como pilar será la casa de Dios y todo lo que me des habré de diezmarlo para Ti».
29
1 Iaacov (Jacob) se puso de pie y se dirigió hacia la tierra de los pueblos del este.
2 Observó y he aquí que había un pozo en el campo. Y he aquí que junto al pozo había tres rebaños de ovejas asentados, pues de ese pozo daban de beber a los rebaños, y la piedra que había sobre la boca del pozo era grande.
3 Cuando se reunían todos los rebaños en aquel lugar, hacían rodar la piedra de la boca del pozo y daban de beber a las ovejas; luego volvían a colocar la piedra en su sitio, en la boca del pozo.
4 Iaacov (Jacob) les dijo: «Hermanos míos, ¿de dónde venís?». Y ellos dijeron: «Somos de Jarán».
5 Él les dijo: «¿Acaso conocéis a Labán hijo de Najor?». Y ellos dijeron: «Lo conocemos».
6 Él les dijo: «¿Está bien?». Y ellos respondieron: «Está bien; he aquí su hija Rajel (Raquel) viene con el rebaño».
7 Dijo él: «El día es largo aún; todavía no es momento de reunir el rebaño; dadle de beber a las ovejas y continuad pastando».
8 Mas ellos dijeron: «No podremos hasta que todos los rebaños hayan sido reunidos y hagan rodar la piedra de la boca del pozo, entonces daremos de beber a las ovejas».
9 Mientras él estaba hablando aún con ellos, Rajel (Raquel) llegó con las ovejas de su padre, pues ella era pastora.
10 Y cuando Iaacov (Jacob) vio a Rajel (Raquel), hija de Labán, el hermano de su madre, y a las ovejas de Labán, el hermano de su madre, Iaacov (Jacob) se acercó e hizo rodar la piedra de la boca del pozo y dio de beber a las ovejas de Labán, hermano de su madre.
11 Entonces Iaacov (Jacob) besó a Rajel (Raquel); y alzó su voz, y lloró.
12 Iaacov (Jacob) le dijo a Rajel (Raquel) que era pariente de su padre y que era hijo de Rivka (Rebeca); ella fue corriendo a contarle a su padre.
13 Y sucedió que cuando Labán oyó la noticia de Iaacov (Jacob), hijo de su hermana, que fue corriendo hacia él, lo abrazó, lo besó y lo llevó a su casa; él le relató a Labán todos estos hechos.
14 Entonces Labán le dijo: «Efectivamente, ¡eres de mi misma sangre! Y se asentó con él durante un mes.
15 Labán le dijo a Iaacov (Jacob): «¿Simplemente porque eres pariente mío me vas a servir gratis? Dime, ¿cuál será tu salario?».
16 Labán tenía dos hijas. La mayor se llamaba Lea y la menor se llamaba Rajel (Raquel).
17 Los ojos de Lea eran delicados, mientras que Rajel (Raquel) era de hermosa forma y bella apariencia.
18 Iaacov (Jacob) amaba a Rajel (Raquel), y dijo: «Trabajaré para ti durante siete años por Rajel (Raquel), tu hija menor».
19 Dijo Labán: «Mejor será que te la dé a ti y no a otro hombre; asiéntate conmigo».
20 Y Iaacov (Jacob) trabajó siete años por Rajel (Raquel) y fueron ante sus ojos como unos pocos días, tanto la amaba.
21 Iaacov (Jacob) le dijo a Labán: «Entrégame a mi mujer, pues se ha cumplido mi término, y me allegaré a ella».
22 Y Labán reunió a toda la gente del lugar e hizo un banquete.
23 Y al anochecer tomó a su hija Lea y se la llevó a él; y él se allegó a ella.
24 Y Labán le dio a su sirvienta, Zilpá, como sirvienta para su hija Lea.
25 Y, a la mañana, he aquí que era Lea. Y le dijo a Labán: «¿Qué es esto que me has hecho? ¿Acaso no fue por Rajel (Raquel) que trabajé para ti? ¿Por qué me has engañado?».
26 Dijo Labán: «Eso no se acostumbra en nuestro lugar, entregar a la menor antes que a la mayor.
27 Completa la semana de ésta, y te será dada también la otra por el trabajo que habrás de hacer para mí siete años más».
28 Iaacov (Jacob) así lo hizo y completó la semana de ella; y él le dio a su hija Rajel (Raquel) por mujer.
29 Y Labán le dio a Rajel (Raquel), su hija, a Bilá, su sirvienta, para que fuera sirvienta suya.
30 Él se unió también a Rajel (Raquel) y amó a Rajel (Raquel) más que a Lea; y trabajó con él otros siete años.
31 El Eterno vio que Lea era odiada, y abrió su matriz; pero Rajel (Raquel) permaneció estéril.
32 Lea concibió y dio a luz un hijo, y lo llamó Reuben (Rubén), porque dijo: «Porque El Eterno ha percibido mi aflicción, pues ahora mi marido me amará».
33 Y concibió nuevamente y dio a luz un hijo, y dijo: «Porque El Eterno ha oído que soy odiada, me ha dado éste también», y lo llamó Shimón (Simeón).
34 Nuevamente concibió y dio a luz un hijo, y dijo: «Esta vez mi marido se unirá –ilavé- a mí, pues le he dado tres hijos»; por eso lo llamó Levi.
35 Y concibió una vez más y dio a luz un hijo, y dijo: «Esta vez agradeceré –odé– a El Eterno»; por eso lo llamó Iehuda (Judá); entonces dejó de dar a luz.
30
1 Rajel (Raquel) vio que no le había dado hijos a Iaacov (Jacob), y tuvo celos de su hermana; le dijo a Iaacov (Jacob): «Dame hijos, si no soy como una persona muerta».
2 Y se despertó la ira de Iaacov (Jacob) contra Rajel (Raquel), y dijo: «¿Acaso yo estoy en lugar de Dios, Quien te ha negado el fruto del vientre?».
3 Dijo ella: «Aquí está mi sirvienta Bilá, allégate a ella, para que dé a luz sobre mis rodillas y yo también pueda construirme a través de ella».
4 Le dio a su sirvienta Bilá por mujer y Iaacov (Jacob) se allegó a ella.
5 Bilá concibió y le dio un hijo a Iaacov (Jacob).
6 Entonces Rajel (Raquel) dijo: «Dios me ha juzgado –danani– y también ha oído mi voz y me ha dado un hijo». Por eso lo llamó Dan.
7 Bilá, la sirvienta de Rajel (Raquel), concibió nuevamente y le dio a Iaacov (Jacob) un segundo hijo.
8 Y dijo Rajel (Raquel): «¡Numerosas plegarias –niftalti– a Dios ofrecí acerca de mi hermana y fui respondida!». Y lo llamó Naftali (Neftalí).
9 Cuando Lea vio que había dejado de dar a luz, tomó a su sirvienta Zilpá y se la dio a Iaacov (Jacob) por mujer.
10 Zilpá, sirvienta de Lea, le dio a Iaacov (Jacob) un hijo.
11 Y Lea dijo: «¡Ha llegado buena suerte! –ba gad-». Y lo llamó Gad.
12 Zilpá, sirvienta de Lea, le dio un segundo hijo a Iaacov (Jacob).
13 Lea dijo «¡Para mi felicidad! –beoshrí-. Pues las mujeres me felicitarán». Y lo llamó Asher (Aser).
14 Reuben (Rubén) fue en los días de la cosecha del trigo y halló mandrágoras en el campo, y se las trajo a su madre Lea; Rajel (Raquel) le dijo a Lea: «Por favor, dame algunas de las mandrágoras de tu hijo».
15 Pero ella le dijo: «¿Acaso no fue bastante que tomaras a mi marido, y ahora también quieres tomar las mandrágoras de mi hijo?». Dijo Rajel (Raquel): «Por eso, en pago por las mandrágoras de tu hijo, se unirá a ti esta noche».
16 Cuando Iaacov (Jacob) llegó del campo al anochecer, Lea salió a recibirlo, y dijo: «Vendrás a mí, pues ciertamente te he conseguido a cambio de las mandrágoras de mi hijo». Y se unió a ella aquella noche.
17 Dios escuchó a Lea; y ella concibió y le dio a Iaacov (Jacob) un quinto hijo.
18 Y Lea dijo: «Dios me ha dado mi recomensa –sejarí-, pues le di mi sirvienta a mi marido». Y lo llamó Isajar (Isacar).
19 Entonces Lea concibió nuevamente y le dio a Iaacov (Jacob) un sexto hijo.
20 Dijo Lea: «Dios me ha otorgado un buen regalo –zevadani-; ahora mi marido vivirá conmigo, pues le he dado seis hijos». Y lo llamó Zebulún (Zabulón).
21 Luego tuvo una hija y la llamó Dina.
22 Dios recordó a Rajel (Raquel); Dios la escuchó y abrió su matriz.
23 Ella concibió y dio a luz un hijo, y dijo: «Dios se ha llevado –asaf– mi vergüenza».
24 Y lo llamó Iosef (José), diciendo: «Que El Eterno me agregue otro hijo».
25 Y cuando Rajel (Raquel) dio a luz a Iosef (José), Iaacov (Jacob) le dijo a Labán: «Déjame partir, para que vaya a mi lugar y a mi tierra.
26 Dame a mis mujeres y a mis hijos, por los que trabajé para ti, y me iré; porque tú conoces el trabajo que hice para ti».
27 Mas Labán le dijo: «Si he hallado gracia en tus ojos, he sabido, por adivinación, que El Eterno me ha bendecido por tu causa».
28 Y dijo: «Dime cuál es tu salario y te lo daré».
29 Mas él le dijo: «Tú sabes cómo te he servido y cómo estuvo tu ganado conmigo.
30 Pues lo poco que tenías antes de que yo llegara se incrementó en gran manera desde que El Eterno te bendijo con mi llegada; y ahora, ¿cuándo haré yo también algo para mi propia casa?».
31 Dijo: «¿Qué te puedo dar?». Y dijo Iaacov (Jacob): «No me des nada; si haces esto, continuaré pastando y cuidando a tus ovejas.
32 Pasaré hoy por todo tu rebaño. Quita hoy de allí todos los corderos con motas o manchas, todos los corderos marrones entre los corderos, y todas las cabras con manchas o motas, y ése será mi salario.
33 Que mi rectitud atestigüe por mí en el futuro, cuando revises mi salario; cualquier cabra que encuentres en mi posesión que no tenga motas ni manchas, o cualquier cordero que no sea marrón, es robado».
34 Y dijo Labán: «De acuerdo. Será como tú dices».
35 Y aquel mismo día, quitó los chivos rayados y manchados, y todas las cabras moteadas y manchadas, todas las que tenían color blanco, así como también los corderos marrones, y dio en mano de sus hijos.
36 Y puso una distancia de tres días entre él y Iaacov (Jacob); y Iaacov (Jacob) se ocupó de apacentar el resto del rebaño de Labán.
37 Iaacov (Jacob) tomó varas de álamo frescas, de avellano y de castaño. Raspó con rayas sacándole la corteza, descubriendo el interior blanco de sobre las varas.
38 Y colocó las varas ya descortezadas en los abrevaderos de agua a los que iban a beber los rebaños, enfrente de los rebaños, para que se estimularan a concebir cuando iban a beber.
39 Los rebaños se estimulaban con las varas y daban a luz a crías con rayas, con motas y con manchas.
40 Iaacov (Jacob) separó a los corderos e hizo que los rebaños estuvieran frente a los rayados y a todos los marrones de los rebaños de Labán. Formó hatos propios y no los puso con los rebaños de Labán.
41 Cada vez que era época de apareamiento de los rebaños demarcados con ataduras, Iaacov (Jacob) colocaba las varas en los abrevaderos, frente al rebaño, para que los vieran y se estimularan a concebir con las varas.
42 Pero cuando se trataba de rebaños tardíos, no las colocaba; de ese modo, los tardíos iban para Labán y los demarcados, para Iaacov (Jacob).
43 El hombre se volvió extraordinariamente próspero y adquirió cuantiosos rebaños, siervas y siervos, camellos y asnos.
31
1 Oyó las palabras de los hijos de Labán, diciendo: «Iaacov (Jacob) tomó todo lo que le pertenecía a nuestro padre y con lo que le pertenecía a nuestro padre hizo toda esta fortuna».
2 Iaacov (Jacob) vio el rostro de Labán y he aquí que no se comportaba con él como antes.
3 Y El Eterno le dijo a Iaacov (Jacob): «Regresa a la tierra de tus padres y a la tierra de tu nacimiento, y Yo estaré contigo».
4 Iaacov (Jacob) mandó a llamar a Rajel (Raquel) y Lea al campo, donde estaba su rebaño,
5 y les dijo: «He visto el rostro de vuestro padre que ya no me dispensa el mismo trato que antes; pero el Dios de mi padre estuvo junto a mí.
6 Sabéis que con todas mis fuerzas serví a vuestro padre,
7 y vuestro padre me ha mentido, cambiándome el salario cien veces; mas Dios no permitió que me hiciera daño.
8 Si decía las moteadas serán tu salario, entonces todo el rebaño paría ovejas moteadas, y si decía las rayadas serán tu salario, entonces todo el rebaño paría ovejas rayadas.
9 Así fue como Dios mermó el ganado de vuestro padre, y me lo entregó a mí.
10 Sucedió una vez, en la época del apareamiento, que alcé mis ojos y vi en un sueño que los cabritos que procreaban el rebaño eran rayados, moteados y veteados.
11 Y un ángel de Dios me dijo en el sueño: “¡Iaacov (Jacob)!”. Y yo dije: “Heme aquí”.
12 Y él dijo: “Alza tus ojos, por favor, y ve que todos los cabritos que procrean los rebaños son rayados, moteados y veteados, pues he visto todo lo que Labán te está haciendo.
13 Yo soy el Dios de Bet-El, donde ungiste un pilar y donde Me hiciste un voto. Ahora levántate y vete de esta tierra, y regresa a la tierra de tu nacimiento”».
14 Rajel (Raquel) y Lea respondieron diciendo: «¿Acaso seguimos poseyendo una parte y una herencia de la casa de nuestro padre?
15 ¿No se nos considera extrañas? Pues él nos ha vendido y ha consumido totalmente nuestro dinero.
16 Pero toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre nos pertenece a nosotras y a nuestros hijos; ahora, lo que Dios te haya dicho, hazlo».
17 Iaacov (Jacob) se levantó y colocó a sus hijos y sus mujeres sobre los camellos.
18 Y condujo todo su ganado y toda la riqueza que había acumulado, las propiedades que había adquirido en Padán Aram, para ir a lo de su padre Itzjak (Isaac), a la tierra de Canaán.
19 Labán había ido a esquilar su rebaño y Rajel (Raquel) robó los ídolos de su padre.
20 Iaacov (Jacob) engañó a Labán el arameo al no decirle que huía.
21 Y huyó con todo lo que tenía. Él se levantó y cruzó el río, y se dirigió hacia el Monte Gilad.
22 A Labán se le dijo al tercer día que Iaacov (Jacob) había huido.
23 Y tomó a sus familiares y los persiguió a una distancia de siete días, alcanzándolos en el Monte Gilad.
24 Pero Dios se apareció a Labán el arameo en un sueño nocturno, y le dijo: «Cuídate de no hablar con Iaacov (Jacob), ni bien ni mal».
25 Labán alcanzó a Iaacov (Jacob). Iaacov (Jacob) había asentado su tienda en la montaña, mientras que Labán había asentado a su familia en el Monte Gilad.
26 Labán le dijo a Iaacov (Jacob): «¿Qué has hecho que me has engañado y has guiado a mis hijas como cautivas de la espada?
27 ¿Por qué huiste de modo tan oculto y me engañaste? Tampoco me dijiste, pues te hubiera despedido con alegría, con canciones, con pandero y con lira.
28 Y ni siquiera me dejaste besar a mis hijos e hijas; has actuado en forma tonta.
29 Podría hacerte cualquier daño, mas el Dios de tu padre Se dirigió a mí anoche, diciendo: Cuídate de no hablar con Iaacov (Jacob) ni bien ni mal.
30 Ahora: te fuiste porque anhelabas ir a casa de tu padre, pero ¿por qué robaste mis dioses?»
31 Iaacov (Jacob) respondió y le dijo a Labán: «Porque tuve miedo, pues pensé que tal vez me robarías a tus hijas.
32 Aquel en el que encontraras a tus dioses, no vivirá; en presencia de nuestra familia comprueba por ti mismo lo que está en mi posesión y llévatelo». Iaacov (Jacob) no sabía que Rajel (Raquel) los había robado.
33 Labán entró a la tienda de Iaacov (Jacob) y a la tienda de Lea, y a la tienda de las dos sirvientas, mas no halló nada. Al salir de la tienda de Lea, entró a la tienda de Rajel (Raquel).
34 Rajel (Raquel) había tomado los ídolos, los había colocado en la montura del camello que montaba, y se sentó encima. Labán revisó toda la tienda, mas no halló nada.
35 Ella le dijo a su padre: «Que mi señor no se disguste porque no me pongo de pie, pero es que me ha llegado la regla de las mujeres». Buscó, mas no encontró los ídolos.
36 Iaacov (Jacob) se enojó y se enfrentó a Labán. Iaacov (Jacob) le dijo a Labán: «¿Cuál es mi falta y cuál es mi pecado que me has perseguido?
37 Cuando revisaste todos mis objetos, ¿qué encontraste de todas tus pertenencias? Colócalo aquí, ante mi familia y la tuya, y que ellos juzguen entre ambos.
38 Todos estos veinte años estuve contigo y tus ovejas y tus cabras jamás abortaron, ni comí los carneros de tu rebaño.
39 Los animales mutilados nunca te los llevé, yo mismo sufría la pérdida, a mí me la exigías, ya fuera que fue robada de día o robada de noche.
40 De día el calor abrasador me consumía, de noche, la helada; el sueño se escapaba de mis ojos.
41 Éstos son mis veinte años en tu casa: catorce años te serví por tus dos hijas; seis años por tus rebaños, y tú cambiaste mi salario cien veces.
42 Si el Dios de mi padre, el Dios de Abraham y el Temor de Itzjak (Isaac) no hubiera estado conmigo, ahora me habrías echado con las manos vacías; Dios vio mi aflicción y el esfuerzo de mis manos, y por eso te reprendió anoche».
43 Entonces Labán habló y le dijo a Iaacov (Jacob): «Las hijas son mis hijas, los hijos son mis hijos y el rebaño es mi rebaño, y todo lo que ves es mío. Pero a mis hijas, ¿qué les podría hacer hoy? ¿O a los hijos a quienes han dado a luz?
44 Ahora, vamos, hagamos un pacto, tú y yo, y Él será testigo entre tu y yo».
45 Iaacov (Jacob) tomó una piedra y la elevó como pilar.
46 Y Iaacov (Jacob) le dijo a sus familiares: «¡Juntad piedras!». Y ellos tomaron piedras y formaron un montículo, y comieron allí sobre el montículo.
47 Labán lo llamó Iegar-sahaduta, mas Iaacov (Jacob) lo llamó Galed.
48 Y Labán dijo: «Este montículo –gal– es hoy testigo –ed– entre tú y yo» por eso lo llamó Galed.
49 Y también Mitzpá, pues dijo: «Que El Eterno vigile –itzef– entre nosotros cuando ya no nos veamos.
50 Si afligieras a mis hijas o si te tomares otras mujeres, además de mis hijas, aunque no haya hombre entre nosotros, ve, Dios será nuestro testigo».
51 Y Labán le dijo a Iaacov (Jacob): «He aquí este montículo, y he aquí el pilar que erigí entre tu y yo.
52 Este montículo y este pilar serán testigo de que no puedo cruzar por sobre este montículo para ir hacia ti, ni tú puedes cruzar este montículo y este pilar para ir hacia mí y hacerme el mal.
53 Que el Dios de Abraham y el dios de Najor juzgue entre nosotros; el dios de su padre». Y Iaacov (Jacob) juró por el Temor de su padre Itzjak (Isaac).
54 Entonces Iaacov (Jacob) sacrificó un animal en la montaña y convocó a su familia para comer pan; y ellos comieron pan y pasaron la noche en la montaña.
32
1 Y Labán se despertó temprano a la mañana; besó a sus hijos y a sus hijas y los bendijo; entonces Labán fue y regresó a su lugar.
2 Iaacov (Jacob) prosiguió su camino y los ángeles de Dios lo encontraron.
3 Iaacov (Jacob) dijo al verlos: «¡Éste es un campamento de Dios!». Y llamó a aquel lugar Majanaim.