Lecturas del Convenio Unido para el Viernes, 27 de Junio, 2025

Giliana Kudsha

Los Fielistas Esenios Una Tribu Unida

Hablo al pueblo de Jehoví, a los Fielistas del Todopoderoso, y no al mundo. El Padre no está llamando a los uzianos, sino a Su pueblo. Jehoví os está convocando a vosotros que sois los verdaderos Israelitas. Vosotros sois Fielistas Esenios y pertenecéis a Jehoví. Sois el valioso remanente del Creador Siempre Presente. Sois una tribu unida en la adoración de Jehoví y con el objetivo común de permanecer fieles a los Mandamientos del Padre y de escuchar Su Voz como una sola comunidad espiritual.

Sin importar cuán distantes estáis cada uno de vosotros el uno del otro, aun así estáis unidos por la presencia de Jehoví. Sin importar qué idioma habláis, el idioma de vuestro corazón debe ser uno, que es hacer la Voluntad del Padre.

El lenguaje espiritual de los Fielistas Esenios y el lenguaje nocivo de los uzianos son diferentes en muchos aspectos. El idioma en el que habláis está lleno de alabanza, acción de gracias y gratitud a Jehoví, mientras que el idioma de los uzianos está lleno de suciedad, codicia, división y odio que solo alaba a satanás (el ego).

Es importante que los Fielistas de Jehoví se distingan a sí mismos en su forma de hablar de la de uz. Como remanente, os estáis apoyando mutuamente en vuestra adoración y servicio diarios a Jehoví vuestro Creador. No se os ha asignado la tarea de convertir a los uzianos o de obligarlos a aceptar la Luz del Todopoderoso. Vuestro ejemplo de vivir de acuerdo con los Mandamientos y las Virtudes es suficiente para que otros dejen atrás sus viejos hábitos y acepten a Jehoví. Esto último solo ocurrirá en Su tiempo, y solo de los uzianos que están intentando verdaderamente buscar Su verdad. En esta era, Jehoví está interesado principalmente por Su remanente y por cómo lo adoran según la manera en que Él ha inspirado a cada uno en su corazón.

Como Fielistas Esenios, tenéis que adoptar la manera de hablar de vuestros antepasados espirituales de la antigüedad. Tenéis una cultura única que debe ser apreciada, promovida y mantenida dentro de la tribu. En todo lo que hagáis, hablad entre vosotros con amor y afiliación, como lo hicieron los Esenios de Qumrán hace siglos.

Adorad a Jehoví el Todopoderoso en emeth (verdad) y ruach (espíritu), porque Él es Rey, y Él es el Padre de la tribu Fielista Esenia. Vosotros sois los Fielistas de Jehoví. Caminad erguidos en Su Luz todos los días.

Enseñanzas de la Luz Capítulo 44:

La Madre de la Vida

1 La Fuente de toda bendición y de todas las oraciones es la Madre de la Vida.

2 La Madre de la Vida se apresura a proteger a los que están cerca del Padre de la Grandeza.

3 La humanidad, que camina en el mundo de la oscuridad, está privada de la presencia de la Madre de la Vida porque no busca hacer la Voluntad del Gran Padre y debe buscar el perdón a través del arrepentimiento verdadero y a través de la intercesión por los Elegidos Intercesores.

 

El Libro de la Verdad: Domingo por la Madrugada – 145:5:

5. Domingo por la Madrugada

145:5.1

Tampoco Jesús durmió mucho este sábado por la noche. Se daba cuenta de que el mundo estaba lleno de sufrimiento físico y repleto de dificultades materiales, y discurría el grave peligro de verse obligado a dedicar mucho de su tiempo al cuidado de los enfermos y afligidos, que su misión de establecimiento del reino espiritual en el corazón de los hombres habría de sufrir interferencias o por lo menos se subordinaría al ministerio de las cosas materiales. Por estos pensamientos y otros similares que ocupaban la mente mortal de Jesús durante la noche, se levantó el domingo por la mañana mucho antes del amanecer y se fue a solas a uno de sus sitios favoritos para comunicarse con su Padre. El tema de la oración de Jesús esta madrugada era pedir sabiduría y juicio suficientes para refrenar su compasión humana en combinación con su misericordia divina, conmoverse tanto en presencia del sufrimiento mortal que lo llevara a dedicar todo su tiempo al ministerio físico, descuidando el ministerio espiritual. Aunque no deseaba evitar por completo el ministerio a los enfermos, sabía que también tenía que hacer el trabajo más importante de la enseñanza espiritual y la capacitación religiosa.

145:5.2

Jesús iba tan a menudo a las colinas para orar porque no había allí cuartos privados que se adecuaran a su devoción personal.

145:5.3

Pedro no pudo dormir esa noche; por eso, muy temprano, poco después de que Jesús se había ido a orar, despertó a Santiago y a Juan, y los tres se fueron a buscar al Maestro. Después de buscarlo por más de una hora lo encontraron y le rogaron que les explicara la razón de su extraña conducta. Deseaban saber por qué parecía estar preocupado por la erupción espectacular del espíritu de curación, mientras que todo el mundo estaba tan lleno de dicha y los apóstoles tanto se regocijaban.

145:5.4

Por más de cuatro horas trató Jesús de explicar a estos tres apóstoles lo que había ocurrido. Les enseñó lo que había acontecido y les explicó los peligros de tales manifestaciones. Jesús les dijo en confianza el motivo por el cual había salido a orar. Trató de aclararles a sus asociados personales las razones reales de por qué el reino del Padre no se podía construir sobre la base de portentos y curaciones físicas. Pero ellos no podían comprender sus enseñanzas.

145:5.5

Mientras tanto, temprano por la mañana del domingo, otras multitudes de almas afligidas y muchos curiosos empezaron a congregarse alrededor de la casa de Zebedeo. Clamaban que querían ver a Jesús. Andrés y los apóstoles estaban tan perplejos que, mientras Simón el Zelote hablaba a la asamblea, Andrés, con varios de sus asociados, fue a buscar a Jesús. Cuando Andrés hubo ubicado a Jesús en compañía de los tres, dijo: «Maestro, ¿por qué nos dejas solos con la multitud? He aquí que todos los hombres te buscan; nunca antes tantos han buscado tus enseñanzas. Aun en este momento la casa está rodeada de los que han venido de lejos y de cerca por tus obras poderosas. ¿Es que no vas a volver con nosotros para ministrar a ellos?»

145:5.6

Cuando Jesús escuchó esto, contestó: «Andrés, ¿acaso no te enseñé a ti y a estos otros que mi misión en la tierra es la revelación del Padre, y mi mensaje, la proclamación del reino del cielo? ¿Cómo puede ser pues que quieras que yo me desvíe de mi misión para gratificar a los curiosos y para satisfacer a los que buscan signos y portentos? ¿Acaso no hemos estado entre estas gentes durante todos estos meses? ¿Acaso han venido ellos antes en multitudes para escuchar la buena nueva del reino? ¿Por qué vienen ahora a importunarnos? ¿No buscan acaso curar su cuerpo físico en vez de regocijarse porque han recibido la verdad espiritual para la salvación de su alma? Cuando los hombres son atraídos a nosotros por manifestaciones extraordinarias, muchos de ellos vienen buscando, no la verdad y la salvación, sino más bien la curación de sus dolencias físicas y la redención de sus dificultades materiales.

145:5.7

«Durante todo este tiempo estuve en Capernaum, y tanto en la sinagoga como junto al mar he proclamado la buena nueva del reino a todos los que tenían oídos para escuchar y corazón para recibir la verdad. No es la voluntad de mi Padre que vuelva contigo para ocuparme de estos curiosos ni que me dedique al ministerio de las cosas materiales con exclusión de las espirituales. Os he ordenado para que prediquéis el evangelio y para que ministréis a los enfermos, pero no debo dedicar todos mis esfuerzos a sanar cuerpos, en vez de enseñar la verdad. No, Andrés, no voy a volver contigo. Vete y dile a la gente que crean en lo que les hemos enseñado y que se regocijen en la libertad de los hijos de Dios, y prepara las cosas para nuestra partida a las otras ciudades de Galilea, donde ya ha sido preparado el camino para la predicación de la buena nueva del reino. Con este propósito vine yo del Padre. Vete pues, y prepara nuestra partida inmediata, y yo aguardaré aquí tu retorno».

145:5.8

Cuando Jesús hubo hablado, Andrés y sus compañeros apóstoles tristemente se encaminaron de vuelta a la casa de Zebedeo, despidieron a la multitud reunida y rápidamente se prepararon para el viaje, como Jesús les había mandado. Así pues, por la tarde del domingo 18 de enero del año 28 d. de J.C., Jesús y los apóstoles comenzaron su primera gira realmente pública y abierta de predicación en las ciudades de Galilea. Durante esta primera gira predicaron el evangelio del reino en muchas ciudades, pero no visitaron a Nazaret.

145:5.9

Ese domingo por la tarde, poco después de que Jesús y sus apóstoles partieron en dirección a Rimón, sus hermanos Santiago y Judá vinieron a visitarlo, presentándose en la casa de Zebedeo. Alrededor del mediodía de ese día Judá había buscado a su hermano Santiago e insistido en que fueran a ver a Jesús. Pero cuando Santiago finalmente consintió en ir con Judá, Jesús ya había partido.

145:5.10

Los apóstoles lamentaban abandonar el ambiente de gran interés que había surgido en Capernaum. Pedro calculaba que no menos de mil creyentes pudieron haber sido bautizados en el reino. Jesús les escuchó pacientemente, pero no consintió en volver. Prevaleció el silencio por un rato, y luego Tomás se dirigió a sus compañeros apóstoles diciendo: «¡Vamos! El Maestro ha hablado. No importa que no comprendamos plenamente los misterios del reino de los cielos, pues una cosa es segura: Seguimos a un maestro que no busca la gloria para sí mismo». Y a regañadientes salieron para predicar la buena nueva en las ciudades de Galilea.